miércoles, 12 de diciembre de 2007

La navaja de Occam

La navaja de Occam es como se llama al razonamiento por el que, ante un determinado problema y dado un conjunto de soluciones posibles, la más probable es la más sencilla.

Viene a ser, más o menos, el razonamiento de actuación contrario a la que se observa en series de televisión como "House", donde un paciente siempre tiene 28 enfermedades en vez de 1 con 28 síntomas, lo cual hace dificilísimo curarle. O en series policíacas, donde los malos más inverosímiles son los verdaderos culpables después de darle cuatro giros dramáticos al guión.

La navaja de Occam es un razonamiento elemental que casi todos aplicamos sin darnos cuenta. Y que además, como principio, es muy consistente. Pero, como él mismo indica, solo establece una mayor posibilidad de que la solución sea la mas sencilla, no una certeza, y eso lo convierte en un principio que puede producir equívocos:

- Por un lado, las personas tendemos a reducir las causas de nuestros problemas, buscando simplificar al máximo para hallar la solución. Pero en la vida hay situaciones complicadas que requieren otro tipo de razonamientos para dar con su solución. Y, por desgracia, suelen ser ese tipo de situaciones en las que un fallo tiene consecuencias dramáticas.

- Y además, en muchas ocasiones una solución aparenta ser la más sencilla solo porque nos falta información. De hecho, muchos mitos y leyendas nos pueden parecer estúpidos porque son simples explicaciones plausibles que daban nuestros antepasados a fenómenos que, con sus conocimientos, no podían entender, mientras hoy en día nos resultan básicos.


Pero si hay un caso en el que la navaja de Occam me resulta especialmente peligrosa es en el de la ciencia experimental (cuando está mal realizada, no se me enfaden los científicos). Me refiero a esos casos en los que se pretende obtener conclusiones reales de experimentos realizados en modelos de estudio aproximados. En este tipo de pruebas la aproximación del modelo a la realidad está en manos del que experimenta. Y puede llegar a suceder que el estudio de una misma realidad con diferentes modelos obtenga resultados muy dispares.

Llegado a ese caso, o se posee un número de modelos casi infinito del que obtener una probabilidad estadística, o ninguno nos sirve realmente (y es probable que ni siquiera con infinitos modelos, si están suficientemente equivocados).

Y en cambio la ciencia está llena de casos en los que los experimentadores escogen los modelos que les dejan más cerca de lo que querían encontrar. Un error garrafal.


Lo peor de todo es que esos fallos son muchas veces sabidos por el experimentador, que se encuentra ante una navaja peor que la de Occam; la de la falta de dinero para sus investigaciones y la de la necesidad de obtener resultados con algún tipo de panorama de beneficios para poder seguir investigando.

1 comentario:

Anónimo dijo...

A propósito de ésto me viene a la cabeza un chiste de científicos que leí hace unas semanas en el periódico. Lo reproduzco de memoria, así que lo siento por los posibles errores y pido perdón a quien se sienta aludido: viajan en tren por Escocia, camino de un congreso, un ingeniero, un físico experimental, un físico teórico y un matemático y ven en un prado una oveja negra. Dice el ingeniero "caramba, en Escocia las ovejas son negras", a lo que responde el físico experimental "como mucho podremos decir que, en esta parte de Escocia, las ovejas son negras". El físico teórico añade "podemos afirmar únicamente que en esta parte de Escocia hay por lo menos una oveja negra", a lo que termina contestando el matemático "sólo podemos afirmar que en esta parte de Escocia hay una oveja que es negra al menos por uno de sus lados". Las especialidades científicas de cada uno podrían ser intercambiables, no se me ofenda nadie. Otra curiosidad: Guillermo de Ockham sirvió de inspiración al personaje de Guillermo de Baskerville, protagonista de "El Nombre de la Rosa" de Umberto Eco.