Ayer mi madre se fue de paseo y volvió cargada de dulces.
Al parecer en medio del paseo se encontró con una de esas tiendas modernas que están especializadas en chocolates, y no pudo evitar la curiosidad de entrar a mirar. Y una vez dentro, no pudo resistirse, y se dedico a vaciar un poquito la tienda.
Compró varias cosas, pero la que a mi mas me llamó la atención fue las bolitas de Peta Zetas de manzana cubiertas con chocolate. Y es que están bien buenas, las jodías.
Yo soy algo remiso ante las novedades culinarias. Últimamente se ha puesto de moda hacer conjunciones histriónicas en busca de nuevas sensaciones a la hora de comer, de forma que lo que antes era simplemente alimentarse agradablemente ahora resulta que debe ser algo parecido a saber paladear un arte. Y he de confesar que a mi normalmente me parece demasiado rebuscado, poco atractivo y, sobre todo insuficiente (de cantidad, digo). Pero hay ocasiones que es un verdadero acierto, y esta es una de ellas.
Lo malo es que desde que los conocí casi no hago otra cosa que comerlos. Me voy a tener que apuntar a una clínica de desintoxicación. Y, si esto se extiende, ya me veo dentro de poco al final de la cola del Meta-Bus, buscando mis Meta Zetas junto con una larga cola de petoinómanos enfermos y desconectados de la realidad por la fuerza de la adicción...
Así que si un día de estos pasáis delante de una chocolatería mona y muy moderna y veis algo parecido a lo que os cuento, huid antes de que os atrapen. Y si tenéis intención de exhibir una longilínea figura próximamente, andaos con cuidado, porque creo que cada granito incorpora el triple de su peso directamente a la barriga. No os digo más.
Salud y buenos alimentos.
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