miércoles, 21 de mayo de 2008

Pablo y Clara.

Pablo y Clara son dos hermanos. Mellizos. Y acaban de nacer.
Son los hijos de una amiga mía, la primera de mis amigas de mi generación que tiene hijos. Y aunque ya llegaba tarde, porque conozco a mucha gente de mi edad con amigos padres desde hace tiempo, no deja de ser una novedad impactante.

Me hace sentir muy mayor, y me hace respetar sobremanera a sus padres.
María y Santi van a ser buenos padres. Saben tratar con niños, y saben educar. Pero aun así creo que uno no sabe a lo que se enfrenta de verdad hasta que lo vive en sus carnes, e igual que no les envidio la responsabilidad, les admiro extremadamente la decisión. Son niños buscados y muy deseados. Y les van a querer mucho.

Mi experiencia personal con bebes se limita a mis sobrinos. Y lo cierto es que es una experiencia perturbadora.
No de una forma negativa, no me malinterpretéis, pero no encuentro otra palabra mejor que defina la manera en que te cambia la forma de percibir tu propia vida y tu entorno. Tener entre tus brazos un bebé que sientas en parte tuyo te abre la perspectiva de lo que significa vivir, amplía el punto de vista y lo transforma en algo mucho más humano. Con un sentimiento de querer proteger algo por encima de uno mismo que es en parte la esencia de lo que nos hace lo que somos, una forma de amor.
Pero también acerca el punto de vista a algo muy relacionado con la pura biología. Con la propia evolución y con lo que significa perpetuarse. Con la necesidad de seguir siendo cuando todo acabe, confrontando la nueva vida con la propia muerte.
Es un cambio que casi da miedo. Pero como todo miedo que se supera hace mucho más fuerte, porque ayuda a encontrar un camino.
Y si eso es así para un simple tío, no quiero imaginar lo que cambia al ser padre...



Hoy, que está empezando algo especial, no podía dejar de acordarme de Pablo y Clara, y de María y Santi.
Porque el lunes fue el día más importante de sus vidas, aunque dos de ellos aun no lo sepan y aunque para los otros dos suponga algo tan grande que a lo mejor ni han tenido tiempo de darse cuenta.
Y como cualquier cosa importante que le sucede a gente a la que quieres, es también importante para uno mismo.
Porque, debajo de esta coraza de palabras, hoy estoy muy feliz.
Besos chicos, que empieza lo grande...

2 comentarios:

Alberto dijo...

Yo también les mando desde aquí un fuerte besote. Y también estoy plenamente convencido de que nuestros María y Santi serán unos padres fantásticos y de que Pablo y Clara crecerán recibiendo muchísimo amor. Enhorabuena, amigos.

Teseo dijo...

Me alegro por tus amigos.
Cuantos hay que deseándo ser padres no pueden llegar a serlos.


Un abrazo.