martes, 15 de abril de 2008

De Raid (II)

Este fin de semana pasado me fui de raid aventurero con un par de compañeros del curro y otro amigo mío excompañero de la universidad. Y si el qué realicé en octubre fue duro, éste ha sido bastante peor...
Para empezar, era en Huesca, en la comarca del Somontano, en la Sierra de Guara. Lo cual implica casi 500 km de ida y otros tantos de vuelta. Pero lo peor fue sin duda que la organización ha decidido tener en cuenta a los profesionales a la hora de plantear las balizas y así nos encontramos que los puntos de marca estaban mucho más distantes unos de otros que en El Escorial, lo que ha dificultado sobremanera realizar las pruebas. Y si a eso le unimos que en esta ocasión no disponíamos de cambios para turnarnos al completarlas, resulta en un esfuerzo muy grande para unos cuerpos tan poco entrenados...

El sábado por la mañana tuvimos la prueba larga, de 3 horas y media, en la zona de Las Almunias de Rodellar. Por de pronto, descubrimos que las balizas de marca obligatoria (si no las haces pierdes puntos) estaban más escondidas que de costumbre, por lo que empleamos más tiempo del habitual en encontrarlas. Pudimos hacer la prueba especial de rappel e intentamos la de bicicleta, pero decidimos no intentar un sprint especial que proponían, consistente en marcar tres balizas en un tiempo límite. Simplemente, no hubiésemos sido capaces.
La bicicleta fue un horror, y nuestro mayor error. Yo, nada más comenzar la ruta, me topé con dos chicas paradas en un cruce que me obligaron a abrir la trayectoria para girar. Al hacerlo enfilé hacia un charco, que resulto ser más profundo de lo que parecía, clavé la rueda delantera y me fui por encima de la bici, muy elegantemente, pero al suelo. Luego ese aparato del demonio empezó a fallar, saliéndose la cadena y entrando mal las marchas, y al final me fué imposible completar el recorrido en tiempo, y me dejé los gemelos del tamaño de trillizos, completamente bloqueados. Mis gemelos, la verdad, son algo especialitos. Tengo unos amigos que dicen que, cuando camino, niegan rotundamente, por como se menean al pisar...

Por la tarde, con las piernas destrozadas por la mierda de la bici, tuvimos una etapa de 3 horas, en la misma zona. De esta fase destaco como positivo la tirolina, corta pero entretenida, y el paso del río, en el que casi perdemos varios efectivos (y también algún objetivo y una cámara). No intentamos la prueba de bici, y nos quedamos muy lejos de la de tiro con arco, por distancia. Lo cierto es que se nos hizo tarde para realizar la etapa por donde queríamos, así que, asesorados por otros equipos bastante mal informados (eso o simplemente cabrones) decidimos cruzar el rió en un determinado punto en el que se suponía que se podía. Para más datos, una zona en la que el agua iba rápida, pero no cubría más que hasta la rodilla...
Yo acabé con la cabeza bajo el agua, casi arrastrado por la corriente, que me llegaba a la altura de la cadera, y uno de mis compañeros tuvo que montar un verdadero espectáculo para poder pasar su cámara de lado a lado sin mojarse. Pero fue lo más divertido del fin de semana...


La prueba nocturna del sábado ya fue en Alquezar, un pueblo precioso al que volveré algún día y que tiene de todo: atractivo cultural, estético y un entorno natural envidiable. Caerá seguro algún descenso de cañones y algo de trekking, porque sus paisajes son espectaculares.
Pasamos una horita en el pueblo, completando un par de vueltas al mismo pasando por las 10 balizas obligatorias, pero fue una fase bastante sencilla.

Y por fin, el domingo por la mañana, una última fase de 2 horas y media, también en Alquezar y sus alrededores. A los organizadores se les ocurrió poner una baliza obligatoria en lo alto de una loma en cuya recogida tardamos más de lo que hubiésemos deseado, por lo que solo realizamos la prueba especial de escalada, y nos dejamos la bici y el boomerang. También dejamos un montón de balizas y nos hubiese gustado haber hecho más distancia, pero a cambio nos metimos de lleno en uno de los cañones y pudimos ver por nosotros mismos el espectáculo que suponen algunas de las cuevas que el agua ha ido formando. Precioso.


Tengo las pantorrillas destrozadas, pero volveré a apuntarme a alguna de estas. Si eres competitivo puede ser duro, pero casi cualquiera puede participar y pasarlo bien. De hecho, a quién me pregunta, le digo que se puede hacer de paseo, sin pensar para nada en las balizas y los puntos, y disfrutar de un fin de semana estupendo.
Y, como poco, siempre se saca un par de días divertidos, con amigos, compartiendo el cansancio. Que aquellos que han hecho deportes de equipo saben hasta que punto fortalece las amistades...


Por cierto, el de la gorra del fondo, más pegado a la cueva, soy yo...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

uauuuu qué mallas y qué porte uauuuu!!! deberías haber puesto la siguiente foto, en la que salían los simios parlantes de la cueva y os secuestraban para comeros las pantorrillas,... un abrazo!

Alberto dijo...

Vaya sitio, cuando vuelva de KS tengo que visitarlo...