miércoles, 16 de abril de 2008

Ecología económica.

El otro día me llegó por email un documento PDF (gracias Cristina) sobre la crisis financiera mundial en la que nos encontramos (no diré recesión, porque técnicamente no es así, pero está claro que la crisis es innegable). Investigando un poco, llegué al blog en el que se había publicado, que además ampliaba lo anterior, y encontré el conjunto de lo más didáctico e interesante, especialmente para aquellos que no sepan del todo a que se debe y quieran enterarse un poco.

Para vagos sin interés en leerse 9 páginas sobre economía, mi explicación abreviada es la siguiente:
- Cuando el dinero vale poco (los tipos de interés están bajos), hay que venderlo (prestarlo con intereses) en gran cantidad para seguir ganando lo mismo que cuando vale mucho.
- Prestar mucho implica un menor control de los individuos a los que se presta. Si además la coyuntura económica es buena, la sensación de riesgo es menor, así que baja el control de éste.
- Pero para los bancos prestar mucho significa quedarse sin activos ni reservas. Así que se recurre a revender las deudas que otros tienen con ellos a través de diferentes productos financieros.
- Esos productos financieros conllevan un mayor riesgo de recuperar el dinero, pero también dan mayor rentabilidad. Cuando todo va bien, como hasta ahora, nadie se fija en el riesgo, así que se compran y distribuyen masivamente a través de todo el mercado financiero global, interesados todos en su rentabilidad. Pero ¿y si algo falla?...
- Y algo falló. Más o menos, bajaron los precios de la vivienda, la gente empezó a tener hipotecas por valor superior a lo que valían sus casas, y dejaron de pagarlas, rompiendo la alimentación económica del sistema.
- Esos productos arriesgados de los que hablaba están tan distribuidos en todo el planeta que nadie sabe exactamente quien tiene o no problemas con ellos. Todos sospechan de él de al lado, y a veces ni siquiera saben lo que tienen en su propio bolsillo.
- Los bancos, visto el panorama, dejan de confiar unos en otros, dejan de prestarse dinero, y éste sube de precio. Y ya no se presta a nadie, porque no se confía en que se les vaya a poder devolver, lo cual hace que la gente no tenga dinero para invertir y seguir creando riqueza...
- En cierta forma, la pescadilla se muerde la cola: no hay dinero para invertir, las cosas van mal, la gente no compra y aumenta el paro. Pero a la vez son los que se quedan en paro los que tienen que pagar el dinero que falta en el sistema. El resultado: se desencadena la crisis, y hasta que caigan unas cuantas cabezas y se regenere el equilibrio (muchos perderán casi todo) no se saldrá de ella.


Espero que el resumen sea entendible, y sobre todo, no haber incurrido en algún error grave.

Pero antes de terminar, quiero dar mi punto de vista sobre todo esto: el verdadero problema es que el sistema bancario es igualito que el cuento de la lechera. Con menos sueños, pero con más riesgos e implicaciones sobre el hombre en su conjunto.
Me explico. Cuando un banco presta dinero a Fulano lo hace sacándolo de las cuentas de sus clientes. Y en ese momento el dinero se "duplica": lo tienes tú, cliente, en tu cuenta, y lo tiene Fulano en la suya, igual de válido y líquido.
Tranquilo, evidentemente, esa duplicidad no es tal. En realidad lo que se hace es extraer el dinero del futuro. De lo que Fulano producirá con su trabajo, que irá pagando poco a poco. Pero, ¿es eso mejor?
No, eso es sin más el cuento de la lechera, porque nada asegura que Fulano producirá nada en el futuro. Y el día que Fulano desaparece (se nos rompe el cántaro de leche), puede que la lechera (el banco) se quede sin la vaquería que había previsto comprar (el rendimiento del trabajo de Fulano). Y si lo que Fulano había puesto de garantía ya no vale lo suficiente...

Pero es que, además, basar las ganancias en extraer dinero del futuro tiene necesariamente un límite. Ese límite está en la capacidad de crear cosas con un valor por si mismas. Cosas que, de una forma u otra, dependen siempre en último termino de una materia prima física. Y en un mundo finito como el nuestro, tanto en tiempo como en materia, no es posible seguir extrayendo la riqueza del futuro constantemente, porque llegará un momento en que no habrá futuro posible, ni en tiempo ni en materia.

En cierta forma, se trata de pura ecología económica. Y como ocurre con cualquier tipo de ecología, parece que tendemos a dejarla para más tarde. Pero deberíamos preguntarnos hasta cuando podremos seguir haciéndolo, porque sino igual un día reventamos y ni nos damos cuenta...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy interesante tu post de hoy