jueves, 3 de abril de 2008

Ahora o nunca.

Llevaba un tiempo queriendo verla, pero era difícil convencer a nadie. Aparte de que la estrenaron junto con algunas de las mejores películas del año y de que hacía un par de semanas que no iba al cine. Pero por fin conseguí engañar a alguien, y ayer vi la ultima película de Rob Reiner, el director de "Cuando Harry encontró a Sally", protagonizada por Jack Nicholson y Morgan Freeman.

Pese a tener un reparto magnífico, la película parecía por momentos una producción ligera para la televisión, y aun así la disfruté bastante. Es difícil no sacarle cosas buenas a algo interpretado por dos cracks como los que la protagonizan, pero es que además las situaciones de compenetración entre ambos a lo largo de la película me llevaron a sonreirle las gracias casi sin darme cuenta. Y el trasfondo buenista de la película me dejó como resultado un muy buen rollo, como si acabase de ver de nuevo "Que bello es vivir" (no en vano la coproduce Frank Capra III, nieto del Capra famoso).

La película cuenta como dos personas que solo comparten edad, indeterminada pero cercana a los 70, se encuentran como compañeros de habitación de hospital, cada uno con su propia enfermedad y sus propias pequeñas peculiaridades. Conviviendo en ese pequeño espacio aprenden a convivir y surge una fuerte amistad entre ellos, basada en el descubrimiento en el otro de todo un mundo que, pese a su edad avanzada, no habían conocido hasta ese momento.
Diagnosticados ambos su propio cáncer irreversible, deciden compartir un viaje que les llevará por todo el mundo en la distancia, y por dentro de ellos mismos en su alma. Y finalmente, apoyándose el uno en el otro, recuperaran toda una serie de sentimientos olvidados que les reconcilia con sus seres queridos, y encontraran una amistad destinada a morir pronto, pero que en cierta forma les mantendrá unidos para siempre.

La película no se hace cursi, ya que los actores hacen que sus papeles sean lo suficientemente fuertes como para evitarlo. Y aunque sus traumas personales estén basados en tópicos y sus finales sean bastante obvios, el resultado es muy "amable". No molesta ni se hace empalagoso su azúcar, y resulta agradable el sentimiento que provoca.
Pero es una de esas películas que se pueden dejar perfectamente para ver tranquilamente en casa, en el vídeo y con unas palomitas (y más al precio al que andan los cines, claro).

Entretenida, y agradable para empezar el paréntesis del fin de semana, poco más...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Es cierto que el precio de las entradas de cine se han puesto prohibitivas. He pasado de ir casi todas las semanas durante algunos años a dejar pasar por lo menos dos meses entre sesiones.

Así pues, dado el ritmo que llevo se supone que debo ser selectivo para aprovechar las pocas ocasiones que visito una sala.

Ahora o nunca la vi al poco del estreno. Fue mi elección de aquel momento entre las buenas películas que estaban de estreno por entonces y no me arrepiento. Me dió muy buen rollo. Una película que te plantea la muerte dándote ánimos para vivir la vida y disfrutarla.

Los actores se salen. Morgan Freeman es un monstruo de bueno que sabe transmitir hasta frases compuestas y subordinadas sólo con una mirada. Pero Jack Nicholson es que lo borda. Qué personaje más bueno hace que a cada rato le saca un nuevo matiz. Desde el gran prepotente que impone su fuerte carácter hasta el pobre hombre jodido, débil, humillado, que a poco que se recupera asoma su picardía. Todo en uno con apenas cambiar el semblante.

No sé a quién "engañarías", pero le hiciste un favor.

Luna Carmesi dijo...

La pelicula esta bien... es de ese genero que algunos llaman 'pelicula donde no pasa nada'... pero si guion, direccion y actores lo hacen bien vaya si pasa...

Saludetes