viernes, 18 de abril de 2008

Asuntos de familia (II).

Hoy me toca hablar de mi abuelo materno.

A mi abuelo lo conocí durante 4 años, y siempre tuve la sensación de que era uno de esos ancianos duros y estrictos, aunque solía darnos caramelos a todos sus nietos y me llevaba a tomar el aperitivo a los bares de la zona de su casa.

Pero, por lo que me cuenta mi madre, en realidad era un tipo muy diferente. De hecho, al parecer, era todo lo contrario.
La familia de mi madre tenía una sastrería en el centro de Madrid. Una de las más conocidas de hecho. Mi bisabuelo decidió que el primero de sus hijos se haría cargo de ella, y que el otro varón estudiaría una carrera (al parecer las hijas no contaban mucho en los planes). Y en aquellos tiempos eso no se discutía, por lo que mi abuelo acabó de sastre sin tiempo para decidir si le gustaba.

En cualquier caso, tampoco le fue mal así. Siendo joven, mi abuelo era un bon vivant, un tremendo vividor, un irredento juerguista. Sus hermanas colocaban en la puerta de casa almohadillitas para que la puerta no hiciera ruido cuando llegaba de madrugada, para evitar despertar a mi bisabuelo. Y con frecuencia empalmaba las noches de un día con la hora de irse a trabajar, como un gran pionero de la movida madrileña...
Llevaba una vida muy acomodada, con coche propio desde joven (y estamos hablando de antes de la Guerra Civil, así que haceos una idea), y su vida transcurría entre fiestas y correrías con su pandilla de amigos. Entre estos se contaba Pedro Chicote, el fundador de la Casa Chicote, que montó su local (el actual Museo Chicote) muy cerca de la sastrería de mi abuelo (de hecho algo oí en su momento sobre alguna ayuda para que el joven Chicote encontrara su trabajo en el Ritz antes de tener su propio negocio, pero ahora mismo no tengo certeza sobre los detalles).
Posiblemente fue en esas fiestas y esa vida de espectáculo en la que conoció a mi abuela, y se hicieron novios antes de la Guerra Civil. Pero no se casaron hasta que ésta terminó, pues no era un momento adecuado.

Mi abuelo era muy proclive al bando nacionalista (sus lecturas de "El Alcazar" cuando ya era un anciano así lo atestiguan), pero cayó en zona republicana. Probablemente influyó en su juicio el hecho de que le requisaron el coche para uso del ejército de la República, pero el caso es que su disposición a luchar fue nula. Estaba hecho para la diversión, y no estaba dispuesto a cargar un fusil. Así que, aprovechando un contacto, consiguió que se le destinara al control de abastos, por lo que jamás tuvo que pegar un tiro y su participación en la Guerra Civil fue prácticamente nula.

Al terminar la guerra, mis abuelos se casaron, y tuvieron dos niñas y un niño. La mayor de esas niñas es mi madre, que fue educada como una señorita de bien, aunque con libertades bastante impropias de su época, como no solo ir a la universidad, sino hacerlo conduciendo su propio coche.

Mi abuelo dirigió su sastrería hasta el momento de su muerte. Dejó de ser el negocio que era y de producir los pingües beneficios que le permitieron llevar una vida tan cómoda, no evolucionó ni creció. Pero fue feliz hasta su muerte y dejó a sus hijos bien educados y en buena disposición para defender su futuro.
Me hubiese gustado conocerle cuando era un joven gamberro y juerguista, pero me alegro de haber tenido al menos la posibilidad de conocerle, y de haber sabido ahora un poco mejor como fue mientras estuvo vivo.

Os dejo por aquí unos pocos frames del vídeo del que saqué la imagen del otro día:

5 comentarios:

Teseo dijo...

¡Vaya con tu abuelo materno!
Si es que de casta le viene al galgo.
Mirando hacia atrás descubrimos , aunque sólo sea en parte, lo que somos.
Mi abuelo materno fue concejal del ayuntamiento de Marbella antes del inicio de la sublevación del 36 (o nuestra guerra "civil").
Desde luego que no tienen desperdicio los episodios de "Asuntos de familia".
Por mí no los dejes ;D.

Saludos.

Luna Carmesi dijo...

Muchas magnificas historias saldrian de lo que los historiadores llaman microhistoria.

Saludete.

Jota dijo...

Vaya, parece una persona interesante, tu abuelo, ¡aunque leyera El Alcázar! En todo caso, has conseguido resumir lo que sabes de su biografía de forma amena e interesante. Yo a mi abuelo y abuela maternos los conocí durante más de 20 años y a día de hoy sé menos de ellos que tú del tuyo. Tengo una familia en la que creo que se callan muchas cosas.

Alberto dijo...

Oligoqueto, me gusta mucho esta nueva línea temática que has iniciado sobre tu familia. Y me uno a la opinión sobre la belleza de tu abulea, sí señor. Sigue con el hilo...

Un abrazo

oligoqueto dijo...

Muchas gracias a todos.
Un abrazo, varios a Alberto por sus múltiples mensajes censurados...