viernes, 29 de agosto de 2008

El brillo del dinero.

Como os explicaba hace unas semanas en mi post sobre el daltonismo, nuestra percepción visual se basa en el procesado que nuestro cerebro realiza de la información que nuestras células visuales, al ser sensibilizadas por la luz, le envían. Y ese procesado se basa esencialmente en establecer contrastes de color y brillo en las diferentes zonas sensibilizadas del ojo, definiendo las formas de lo que vemos.

Pues, exactamente igual que ese contraste nos sirve para ver, nos sirve también para delimitar la riqueza en el mundo. Porque, cuando la Tierra se ve desde fuera del planeta, de noche, la luz que emite refleja perfectamente en que partes de su geografía se concentra el dinero.

De hecho, una de las cosas en las que más coinciden los astronautas que han tenido el placer y el privilegio de ver la Tierra desde fuera es que, mientras el ser humano pasa bastante desapercibido durante el día, su presencia es muy evidente en cuanto cae el sol. Y suelen mencionar como esos campos de luces delimitan buena parte de las costas de los continentes y marcan, en su ausencia, los desiertos y los bosques, y las zonas más pobres de la Tierra.

(Podéis pulsar sobre la imagen para verla ampliada)

Es casi poético ver esas imágenes proyectadas en el ordenador, mostrándonos tan a las claras quienes somos. También es terrible ver esas desproporciones y desequilibrios entre las distintas partes del planeta.
Pero, intentando no ser muy negativo, yo me quedo con la idea de lo que la luz ha significado para el hombre. Del detalle maravilloso que supone tener esa magia a nuestro alcance, el dominio que hemos alcanzado de ella y como va indiscutiblemente ligada a nuestra propia existencia tal y como la conocemos hoy en día.

La luz es progreso y avance. Y, como humilde parecido a la verdadera luz que nos ha iluminado siempre, la del Sol y las estrellas, es la mejor metáfora que puedo encontrar sobre como el hombre, en su evolución, se acerca poco a poco a la propia creación de la vida.
Marcando la distancia, inevitablemente. Pero marcándonos también el camino.

(PD: La imagen es del Observatorio de la Tierra, de la NASA. Buceando por él quizás encontréis muchas más imágenes maravillosas.)

5 comentarios:

Rara Avis dijo...

La imagen desde luego es digna de no llevar ni una sola palabra para explicar que muestra... brilante...

Besitos guapo!!!

Jove Kovic dijo...

Muy bella la fotografía...y muy significativa.

Anónimo dijo...

Anda!! el rio Nilo se ilumina por la noche....ufffffff

los cocodrilos deben estar muy cabreados

oligoqueto dijo...

Ayshane: ¿Quiere eso decir que me tenía que haber ahorrado el texto? Mierda, me llevó unos minutitos escribirlo...

Jovekovic: Sí, sobre todo significativa. Cuando la amplías ves un montón de detalles de lo más curiosos.

Alice: Detalles curiosos como la cantidad de luz que hay en el Nilo, sí. Yo no sé si los cocodrilos estarán cabreados o se dedican a montar raves, porque esa cantidad de luz es muy llamativa...

Saludos.

Luna Carmesi dijo...

Recuerdo en mi primer viaje a Shanghai mi decepción con que los espectaculares edificios iluminados dejaban de estarlo relativamente pronto... Despues entiendes los porques...

Saludos.