martes, 26 de agosto de 2008

Como encender un fuego (III)

Londres, 2011

En una mansión victoriana en el barrio de South Kensington, se reune un grupo de aristócratas ingleses, encargados de diseñar la ceremonia de apertura de los Juegos de Londres 2012. Lord Duncombe dirige la velada:

- Estimados compañeros, hemos de ponernos de acuerdo en la manera de afrontar el encendido de la antorcha olímpica. En ocasiones anteriores hemos observado como algunos países muy por debajo de nuestra clase e historia han realizado aportaciones magníficas. Así que la reina nos ha encargado un diseño novedoso que nos sitúe allí donde nuestra sangre se merece.

- En mi opinión, lord Duncombe, no es necesario hacer nada especial -replica lord Wodehouse-. Nuestra natural grandeza hace que nuestros actos destaquen por si solos allá donde vamos. A fin de cuentas, Arthur, somos ingleses, que caramba...

- ¡Oh!, lo sé bien Richard, opino como tú y como cualquier ingles que se precie, ha, ha, ha... Pero la reina está empeñada en complacer a esos absurdos extranjeros con un espectáculo grandioso y pleno de imaginación. Tonterías de esos salvajes. Nunca nos agradecerán suficientemente lo que hemos hecho por ellos.

- Ciertamente, lord Duncombe -contesta el más viejo de los presentes, sir Alastair Wynn-Carrington, de 95 años, postrado desde hace 15 en su silla de ruedas-, deberíamos coger unos cuantos cafres de Zimbabwue para que cargaran a hombros un trono con nuestra reina para encender el pebetero. Ese Rhodes, que gran hombre, muy bueno lo que hizo por aquel país. Y quizás, al lado de la reina, podría ir postrado Sebastian Coe, para ayudarla a con el encendido... Ese joven va a ser una gran sorpresa en la milla el próximo verano...

- Ejem, sí, sir Wynn-Carrington, tiene usted toda la razón, como siempre... ¿Amie, podrías darnos alguna de tus espléndidas ideas?

Amie es sir William Amherst, conocido entre sus amigos por su originalidad. Sus ideas se escuchan con la atención que merece cualquier gurú en su campo. Y Amie es sin duda el mejor en lo suyo. Que caramba, es inglés, a fin de cuentas...

- Ciertamente, Arthur, podríamos prender la cola de un zorro y que nuestros mejores jinetes le persiguieran hasta obligarle a entrar en el pebetero...

- Hmm, no sé, Amie, ya sabes que esos pusilánimes no son capaces de tolerar la caza del zorro. Aparte del riesgo de incendio, claro... ¿Se te ocurre algo menos explosivo?

- En ese caso, déjame pensar... anoche estuve viendo un espectáculo de variedades en ese pequeño teatro de Chelsea... uno de los números podría servirnos.

- ¿De qué se trataba?

- Era un típico lanzador de cuchillos. Se tapaba los ojos y lanzaba una tanda sobre su ayudante, atada a una ruleta a 10 metros de distancia. Se me había ocurrido que quizás podríamos hacer algo parecido. Entrenar a algúno de nuestros campeones para disparar a ciegas con un lanzallamas sobre un pebetero móvil... Es simple, pero efectista, y seguro que entre todos podemos hacer la idea aun más compleja para darle vida...

- ¡Oh!, magnífica idea Amie. Elegante, efectista... ¿Sir Wynn-Carrington? ¿Podría llamar a sus contactos de Rhodesia? Es posible que finalmente necesitemos unos cuantos cafres para los ensayos...

(Posiblemente esto no tenga gracia porque ni soy Tom Sharpe ni queda bien en palabras de un no ingles reírse así de ellos. Pero me apetecía, que narices... y con ello doy por terminada la serie sobre como encender un pebetero)

3 comentarios:

Rara Avis dijo...

jajajajaja si es que no puedo contigo....

besitos guapo!!!!

Luna Carmesi dijo...

jejeje

¿Te gustan los british?

:-P

oligoqueto dijo...

Gracias Ayshane. Este verano me ha dado por el lado cómico. El humor es la mejor forma de sobrellevar la ausencia de vacaciones...

Luna, los british me dan un poco igual (aunque las raices alemanas se dejan notar en cosas como estas...)
Tengo un compañero extremadamente anglófilo que cuando vuelva a verme me va a llamar payaso por esto. Pero será merecido...