Pues eso, que el viernes estuve en la inauguración del Rock in Rio, así que os lo voy a contar, para que os hagáis una idea si pensáis ir el próximo fin de semana y para dejar como siempre mi propia opinión.
Por lo pronto, decir que la organización del evento ha cometido un error horrible; los accesos al recinto, perdido de la mano de Dios en medio de la nada caminito de Valencia, son claramente insuficientes. Me costó más de hora y media desde que salí de casa en Madrid hasta que estuve delante del escenario principal. Y siendo como son 35 Km de autovía, se entenderá que me comí un buen follón para entrar. Creo que plantearon mal el acceso de los VIPS, que eran pocos, el y de los coches con pegatina del parking, que deberían haber tenido preferencia sobre los que no se la habían sacado antes. Así que si pensáis ir el próximo viernes, tomáoslo con calma.
Al entrar, las sensaciones fueron de estar accediendo a un parque temático de temática muy indefinida. Una noria y una especie de pista de baile descubierta a la derecha, un pequeño escenario a la izquierda, y una avenida de fuentes al fondo, dirigiendo a la gente hacia el escenario principal. Por el camino, a los lados, un montón de lugares donde comer y beber y otro montón de stands de esos que regalan muestras de todo tipo. Y poco a poco, según se avanza y el terreno cambia de rasante, el espectacular escenario central, de estética industrial y perfecto para los grandes conciertos.
En toda la colina que baja hacia el escenario, césped artificial para que la gente se sentara a ver a sus artistas favoritos, y ya casi tocándolo, cemento para los que quisieran ver los conciertos de pie. Y a los lados del escenario principal, la base de una tirolina espectacular que cruza de lado a lado el recinto pasando por encima de los asistentes a los conciertos, y la carpa VIP, donde algunos avispados pagaron 285 euros para estar como anchoas enlatadas por no bajar a mezclarse con la plebe.
Una vez visto el recinto, mis amigos y yo nos fuimos de expedición por los diferentes stands promocionales. Al grito de "es gratis", fuimos tragándonos colas infames para hacernos con sabrosos chicles, estúpidos productos de belleza, chocolatinas y zumos de frutas. Y poco a poco nos hicimos con el ambiente, llegando a la sala de baile cuando ya se había puesto el sol.
Tras unas cuantas fotos (las que os pongo son mías -bueno, más bien de mi cámara, que lo hace casi todo sola), y un poco de chumba-chumba, continuamos recorriendo el lado opuesto del recinto, y volvimos al escenario principal para escuchar un par de canciones de Manolo García. Pero pronto volvimos a irnos, buscando algo de cenar. Y no regresamos hasta casi el final de la actuación del ex Burro, cuando la gente se retiró un poco y encontramos un buen sitio para ver a Neil Young.
Neil empezó bien, pero acabó cansándonos, así que nos fuimos a seguir viendo otras zonas del recinto. En el camino, un chorro desprevenido en las fuentes de colores y un poco más de chumba-chumba empujado por mis amigos, así como un par de colas más para recoger miniluces químicas de esas que se iluminan al mezclar dos líquidos y unas cuantas calcamonías infectas. No nos decidimos a pasar por el stand de Control a recoger unos globos, pero había gente confundida que se casaban allí...
Y por fin, tras regresar y escuchar el final de Neil Young (que me martirizó con un riff de 30 minutos justo antes de retirarse), vimos los fuegos artificiales y, después de una buena cola, conseguimos salir de allí para volver a Madrid.
Mi sensación particular, dado que ningún concierto me terminaba de llamar demasiado (miento, me gustó lo poco que vi de Jack Johnson al llegar, y me hubiese gustado ver a Loquillo y a Alanis Morrisette, pero llegué tarde) fue parecida a la que tuve cuando, siendo un joven adolescente, estuve en la Expo de Sevilla. Allí, entre tanto edificio bonito, con todo lo espectacular que era el recinto, no recuerdo que ningún pabellón me gustara especialmente por su contenido. Pero fue una experiencia muy entretenida, necesaria ante la oportunidad.
Y aquí, igual, una extraña sensación de vacío ante la música que debería llenar la experiencia, pero una especie de satisfacción complaciente ante todo lo visto y vivido.
El sábado vuelvo, para ver a Police (ya que los organizadores me cambiaron el cartel y ya no podré ver a Ivete Sangalo) y, si es posible, algo de Suzanne Vega y de Zucchero. Igual con eso de ir a conciertos de mi gusto salgo con otra sensación. Por lo menos, ahora que estoy avisado de como funciona todo, intentaré llegar con tiempo para aguantar la cola y probar la tirolina, que tiene muy buena pinta. Ya os contaré que tal.
Espero que saquéis algo de mi experiencia...
miércoles, 2 de julio de 2008
Rock in Rio...
Publicado por oligoqueto en 15:37:00
Etiquetas: amigos, espectáculos, musica, perso
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5 comentarios:
Hola, yo también estuve el viernes en Rock in Rio, pero con entrada VIP (invitaciones), y de lo de sardinas en lata ni mucho menos...barra libre, catering delicioso, mojitos, café, helados...hay otro mundo claramente.
Evidentemente hay otro mundo sí, y no creo que Rock in Rio nos acercara...
A lo que me refería con lo de la carpa VIP es a que, vista desde fuera la terraza de la misma, daba la impresión de que la gente allí prefería estar apretujada que bajar al cesped con el resto. Supongo que el interior de la carpa si que era otro mundo más lejano aun que el de la promoción del espectáculo, y seguro que era muy comoda, pero lo que se veia desde fuera... no se entendía muy bien.
Un saludo.
Mis padres viven en Arganda y ya me lo habían comentado, que para llegar al recinto mejor ir a pie que en cualquier otro transporte... y después de todo lo han montado todo al final de Arganda, dónde no llega nada...
Besos...
Siempre he disfrutado mas de la musica en conciertos pertenecientes a una gira... Los festivales pueden servir para ligar, follar, cachondeo padre, y por supuesto divertirse... pero a veces el vehiculo musical no queda en primer termino... ¿Que mejor comunicación con un musico en un local cerrado y con unas 1000 personas como maximo?...
Bueno... los festivales son fiestiki... pero... este Rock in Rio huele mucho a 'empresa'...
POr cierto...
Deplorables las mezclas para lo restrasmitido en tv...
Dios mio... que estamos en el siglo 21... que os es una grabacion pirata!!!
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