viernes, 6 de junio de 2008

Un pajarillo enjaulado.

Debía correr alguno de los primeros años de los años 90, y yo todavía estaba forjándome mi propio gusto musical. No recuerdo exactamente el año en cuestión, pero el caso es que ese verano mis padres me enviaron a pasar el verano a los EEUU para mejorar mis conocimientos de inglés (gracias, estimados progenitores), y yo aproveché parte del dinero que me dieron para mis gastos en comprarme un par de discos.

Si no recuerdo mal, los discos en cuestión fueron el "Sunshine on leath" de The Proclaimers, en el que se encontraba la archiconocida y archiescuchada canción "I'm Gonna Be (500 Miles)", pero que debería ser conocido por el resto porque todo él es un disco magnífico, y el disco "Vanessa Paradis", de la francesa de mismo nombre, que me había robado el corazón (bueno, probablemente más bien parte de la entrepierna) con el vídeo de "Be my baby":



Yo, que renegaba de mitomanías siendo un adolescente y que presumía de llevar mis carpetas del colegio limpias de las típicas fotografías de chicas con las que muchos de mis compañeros tapizaban las carátulas de las suyas, he de reconocer que la única foto que jamás llevé en una de ellas (eso sí, bien guardada en su interior) fue una de la señorita Paradis promocionando un perfume de Chanel, vestida como un pájaro sobre la barra de su jaula... Me gustaba su aspecto a lo Brigite Bardot, e incluso ese defectillo suyo con sus paletas separadas me hacía especial gracia.

Con el paso de los años perdí interés en ella. Creo que ella perdió kilos o yo gané cabeza, no sé, pero el caso es que con el tiempo me pareció que estaba enfermizamente flaca, y dejó de gustarme. Aunque aquel disco y aquella canción aun perduran en mi memoria. Y sigo pensando que fue un dinero muy bien invertido: el mío al comprarlo y el de Lenny Kravitz al empeñarse en producírselo a la Paradis (aunque bueno, digamos que no le salió gratis y que había muchos intereses de por medio).

Hoy por hoy la Paradis lleva mucho tiempo de pareja de Johnny Depp, un tipo muy interesante del que cada vez que me acuerdo de la seriecilla en la que salió, me sorprendo de su meritoria progresión artística. Y ya no se parece en casi nada a la niña de 19 años que era en mi foto. Pero no puedo evitar seguir viéndola como un pajarillo enjaulado cada vez que aparece en la tele o en un anuncio.
Memoria selectiva, supongo, o buenos recuerdos que jamás se irán para siempre.

2 comentarios:

Luna Carmesi dijo...

A ti te gustan con los dientecitos separados!!!
:-D

jajajaja!!!

oligoqueto dijo...

No sé a que se refiere usted, maldita... ;-P
En realidad mis gustos van siempre más por estos lares