jueves, 5 de junio de 2008

Una placentera estancia.

En el salón, los dos sentados en sendas butacas muy anchas y mullidas, cómodas, lujosas. Dentro de una esplendida casa londinense del más puro estilo victoriano:

- Y dígame, Hans, ¿no tiene usted interés en conocer algo más de nuestro pais? Tan grande, tan hermoso...

- No Mr. Charrles - contesta Hans con su forzado acento nórdico- , en cuanto empiezan los calorres es mejorr no viajarr nada y quedarrse en el hogarr...

- Pues parece que empieza a entrar el verano, quizás sea momento de regresar entonces...

- Si, el verrano. Bonita época parra conocerr Londrres...

- Ya, ya, claro... Aunque estaba pensando retirarme a descansar unos días en mi casita de Higham, ya sabes, "la campiña inglesa" , je, je, je...

- ¡Oh! Porr supuesto... Aunque en esta ocasión no podrré acompañarrle, Mr. Charrles.

- ¡¡No me diga!! ¿Acaso nos abandona ya? Porque para mí es un honor atenderle en esta mi humilde casa...

- No, no, me quedarré aquí a esperrarr su vuelta. Tengo numerrosas conferrencias que atenderr, así como varrios espectáculos teatrrales, y algunos comprromisos... Ya sabe, aquella actrriz...

- Entiendo, entiendo... ¿Y no se va a sentir un poco solo aquí en la casa? Quiero decir, al irme yo... con mi familia... y mis criados... de mi casa... igual queda un poco triste...

- ¡Oh no, no, mi amigo! No se prreocupe porr nada... Sabrré como encontrrar compañia, ja, ja ,ja, ya me entiende... En esta ciudad es imposible estarr a solas. Aprrovecharré parra leerr un poco la magnífica colección de su biblioteca, a la luz de los candiles, con su estupendo vino de Burrdeos. Y supongo que no le molestarrá si uso su dorrmitorrio alguna noche... Ya sabe, aquella actrriz...

- ¡Eh! ¡No!... ¡No!... No... podría negarme, claro... - replica Mr. Charles, con su impoluta educación inglesa.

- Ya saía yo, amigo Charrles. ¡Ah! amistad, divino tesorro, ¿no crree?...

- Divino, si... divino...


Y así fue como Hans Christian Andersen acabó pasando cinco semanas en casa de Charles Dickens, y no dos, como en principio estaba previsto. Lo demás, periodistas sacándolo todo de quicio. Como son...

2 comentarios:

Una cualquiera dijo...

Uno demasiado listo y otro demasiado bueno, cinco semanas!!!, eso es lo que pasa cuando se saben utilizar demasiado bien las palabras.Pobre Dickens, lo que se le vino encima...

Luna Carmesi dijo...

LLevaria unos Ferrero Roche de presente... Pensaria que eso le daba 'carta blanca' de estancia...
jeje