jueves, 19 de junio de 2008

Desnudando mi Ipod.

Mi Ipod fue un regalo de cumpleaños que me hicieron mis padres y hermanos hace dos. Un estupendo ejemplar de Ipod Nano de la segunda generación, de 8 GB, en un elegante negro.

Cuando me lo regalaron yo estaba usando un Creative Zen Micro de 4GB con el que estaba bastante contento, pero que no resistía la comparación de peso y diseño con el Ipod. Solo le ganaba en que tenía la radio incorporada, pero se soluciona en el Ipod con un pequeño accesorio que, aunque no es barato, me da mejor calidad de recepción que la radio del Zen.

El caso es que al poco de recibirlo, y a pesar de ser muy estiloso, empecé a cansarme de como era, así que le compré unos trajes. Y el otro día, como llevaba ya mucho tiempo sin cambiarle de ropa y ya empezaba a oler, decidí que podía enseñároslo en el blog, desnudito como llegó al mundo y con un par de modelitos.

Allá van:

1. Este es él tal y como me lo dieron de fábrica. La verdad es que está muy bien, en ese negro mate solo interrumpido por la leyenda de los controles y la propia pantalla:


2. Este en cambio es mi Ipod vestido para la guerra. O para un concierto mod, aun no le tengo cogido el truco a su personalidad, con tanto cambio de look. Como veréis, el traje está muy bien diseñado, incluso en sus zonas más delicadas, esas que algunas destripan invocando el espíritu de Innsbruck:


3. Y esta es su versión más freak, con el Flying Spaghetti Monster en el proceso de la creación, tal como lo habría dibujado Miguel Ángel de haber sido Pastafariano:


Tengo otra piel más para el cacharro, una con el cuadro del grito de Munch, que siempre me ha parecido que podía representar a un fan delante de su músico favorito y me pareció muy adecuado para un reproductor de música. Pero la tengo por ahí, guardada, y como no participó del cambio de ropa no pude fotografiarla. En otra ocasión, quizás...

2 comentarios:

Luna Carmesi dijo...

Que tenemos las personas ante esa necesidad de personalizar hasta un banal accesorio donde poner musica...

Es todo un signo de los tiempos...
no??

oligoqueto dijo...

Pues mira, la verdad es que fue más un acto de consumismo que de autoafirmación personal. Vi las carátulas y me parecieron muy interesantes... y una cosa llevó a la otra.

Y visto así, pues sí, tienes toda la razón, un verdadero signo de nuestros tiempos.