jueves, 28 de febrero de 2008

China. La última frontera...

He decidido empezar este post así, como empezaba Star Trek, pero cambiando lo del espacio por China. Porque a China todavía podemos verla, pero se expande poco a poco igual que lo hace el universo, y dentro de nada estará tan lejos que no podremos ni acercarnos.

Hace unos años, cuando China dejó atrás la época de Mao Zedong, tomó el poder Deng Xiaoping. Y desde entonces se ha visto inmersa en profundos cambios político-económicos que la convertirán, en unos años y siempre que le dejen, en el país con la economía más potente del mundo.
Como país comunista que pretende ser, China quiere alcanzar un estado tal de abundancia en el que sus ciudadanos sean mucho más libres y puedan optar a cualquiera de sus deseos sin que ello conduzca a enfrentamientos entre los más y los menos beneficiados. Y como otros países en su lugar, iniciaron con Mao un camino de acumulación del poder en manos del Estado (en manos a su vez del Partido Comunista), para poder así controlar los medios de produccion y conseguir llegar a su destino deseado.

Pero a la muerte de Mao, Deng Xiaoping marco un nuevo camino, muchísimo más pragmático, destinado a lograr esa abundancia sin ignorar los avances económicos del capitalismo.
De hecho, dándose cuenta de que el sistema capitalista resultaba inalcanzable mediante el proteccionismo comunista, decidieron aprovechar la capacidad de sufrimiento de los propios chinos y las posibilidades del país para desarrollar unas industrias y unos medios capaces de luchar de tú a tú con las economías capitalistas más asentadas. Todo ello sin dejar de dominar absolutamente l poder político, pero facilitando en gran manera el comercio y la exportación de productos, e impulsando decididamente la educación y las nuevas tecnologías.

Con la abnegación del ciudadano chino y la dirección implacable del partido y de sus nuevos ideólogos económicos, el crecimiento de China ha resultado, en estos últimos años, imparable. El antiguo país comunista sigue manteniendo sus estructuras políticas, pero ha cambiado totalmente las económicas, transformándose en una potencia. Y pretende conseguir el objetivo de liberar al pueblo a través de la victoria de la economía más capitalista, multiplicando los medios de producción desde una perspectiva que Marx hubiese despreciado, pero que resulta incontestablemente funcional.
Se ha pasado de las filosofías más utópicas al pragmatismo más radical (pero muy esencialmente chino) sin casi despeinarse, más que por la velocidad que su economía ha adquirido.

Pero lo que el futuro depare dependerá en gran medida de como asuman las potencias mundiales más asentadas esa posible hegemonía. ¿Se le dejará hacer sin más, o comenzarán a darse tiranteces diplomáticas graves a medida que China aumente su poder?
Por ahora, dominado el mundo a través del comercio (hoy por hoy China produce tanto bien de consumo para los países más desarrollados que prescindir de ello conllevaría una grave crisis económica), va aunando amistades en los países en vías de desarrollo dado el mejor trato que otorga respecto al resto de potencias. Pero posiblemente no sea suficiente.
¿Guerras en ciernes en unas décadas? Los más agoreros ya han predicho algo así para un futuro próximo.

Lo que venga vendrá, pero por ahora saludemos al nuevo gallo del corral.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

No debemos olvidar que el sistema económico chino funciona, como bien dices, gracias a la capacidad de sacrificio de su clase trabajadora, vamos, que "trabajan como chinos", con jornadas y en unas condiciones laborales absolutamente intolerables en un pais que se llame desarrollado. Algo así como en la Inglaterra de Dickens pero quizá menos dramático, no mucho. Así es la economía mundial y globalizada. El día que todos esos millones de chinos (y de indios, por otro lado) decidan que ya es hora de tener cada uno su coche, su tele, su casa y su horario dignos, lo que nosotros vemos como un mínimo irrenunciable, ese día el mundo hará "plof" y todos a la mierda,... Como ponía un graffiti de mi barrio "Mil millones de chinos saltando a la vez = gravitación inestable".

Anónimo dijo...

"¿China?", se preguntó un día Napoleón; y respondióse: "Ahí yace un gigante dormido. ¡Déjenlo dormir! Para cuando despierte, moverá el mundo..."

Eppur si muove,