miércoles, 13 de febrero de 2008

Monty Python.

El mundo contiene misterios insondables.
Cosas extrañas e inexplicables que seguirán maravillando al hombre de por vida, y para las que es posible que nunca encontremos una explicación convincente.
Y una de esas cosas es:

¿Como es posible que a alguien no le gusten los Monty Python?

He de reconocer que solo he encontrado dos ejemplos de individuos a los que manifiestamente no les gustara, a los que directamente les desagradara su tipo de humor. Dos individuos en una muestra que posiblemente recoja varios miles de humanos. Pero suficiente para afirmar que existen.
Y no daré nombres para no resultar muy mezquino...


El caso es que desde que les vi por primera vez entendí que eran algo diferente, especial. Capaces de situar el absurdo en las situaciones más convencionales y retorcerlo, así como de situar lo convencional en el absurdo para encontrar el contraste humorístico, tenían sketches inolvidables en los que demostraban hasta que punto son unos verdaderos genios del humor.

Hace unos días quedamos en casa de un amigo para ver una selección de sketches ideados por Eric Idle, reunidos en un DVD llamado "Lo mejor de Eric Idle". La mayoría ya los habíamos visto, aunque seguimos riéndonos en prácticamente todos. Pero hubo un sketch que uno de nosotros no conocía, y la carcajada que le generó, aparte de contagiarnos, le llevo hasta el llanto.
Y fue ante aquella escena ante la que decidí escribir esta entrada. Porque es muy difícil ver llorar así a la gente, pero sobre todo porque con ello recordé algunas de las maravillosas escenas que me habían hecho llorar de risa a mi mismo en obras de arte como "Los caballeros de la mesa cuadrada" o "La vida de Brian".

El sketch en concreto está incluido en este vídeo sacado del YouTube. Comienza en el minuto 3:08, pero merece la pena ver el vídeo entero.



La realidad llevada al absurdo y el absurdo llevado al extremo, ¿que no?...

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