viernes, 15 de febrero de 2008

Mi edad mental.

Estas navidades mi regalo estrella fue una Nintendo DS Lite.
Como estaban agotados en todos sitios, no ha sido hasta este fin de semana pasado que ha llegado por fin a mis manos, y estoy empezando a jugar un poco por las noches.

El primer juego que he probado es el "Brain Training". Me puse a ver como iba, hice un par de Sudokus (tengo mucha práctica y se me dan bien, lo cual fue reconocido por la máquina), y pensando que lo tenía controlado y que era muy fácil, me fuí directamente a medir mi edad mental. 'Que leches', pensé, 'si la Kidman en el anuncio tiene una edad mental de 27, yo debo parecer un niño'.

Ya. Pues al hijoputa del profesor Kawashima, que es el muñecajo que te presenta y propone los juegos del "Brain Training", no se le ocurrió otra cosa que ponerme a decir los colores de las palabras que aparecen en pantalla. Y, por si no lo sabéis, soy daltónico, es decir, tengo dificultades para la percepción de colores.
Después de mi primer test, mi edad mental resultó ser de 70 años. Y tras el segundo, de 56. Yo no soy ni remotamente tan viejo, ni siquiera tan remotamente daltónico. Así que, deprimido, he dejado de jugar al susodicho jueguecito y ahora me estoy dando a otro de Poker, en el que estoy resultando sensiblemente mejor...

Como veis, esta es una demostración clara de que la ludopatía acecha detrás de los más minímos problemas personales. Así que, desde este blog, quiero preveniros a todos contra los juegos de preguntas y medidores de inteligencia. No os dejeis engañar, no son buenos para vosotros. Son herramientas del demonio destinados a incentivar vuestra frustración y encaminarla hacia conductas más crematísticas, como cambiar el armario cada temporada o comprar peluches de Disney.
Estáis advertidos...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Jo, qué suerte, yo tb le pedí a Los Reyes una nintendo, pero a mí no me ha llegado ni con retraso. El veramo pasado tuve la oportunidad de probar la de mi cuñada, y madre qué vicio. Eso sí, con lo de los colores tampoco tuve gran suerte, no porque sea daltónica, sino porque el maldito chino, no me entendía, auqneu yo decía alto (muy alto) y claro: a-ma-ri-llo. Los que me veían casi se mueren de risa. Pero bueno, es lo que hay. Al final, mu mejor puntuación fue de cuanrenta y tantos. Qué depresión, con lo que me cuesta asimilar la edad real, y el chino este jodiendo la marrana. En fin, voy a gimnasoi, a rejuvenecer mi cuerpo (algo es algo)
Matilla