miércoles, 12 de marzo de 2008

En un mundo libre

Ken Loach es uno de esos tipos con los que sabes que, vaya de lo que vaya la película, vas a sufrir. Y no porque sea mal director, todo lo contrario, sino porque su predilección por escoger temáticas sociales complicadas y hacértelas ver con la dureza de la realidad, convierten cada una de sus películas en tragos muy amargos pero absolutamente imprescindibles.
Y en la misma línea de siempre está su última película, "En un mundo libre", un grito contra algunos tipos de esclavismo moderno que se ejercen impunemente en las sociedades más "civilizadas".

Loach nos pone en la piel de Ángela, una endurecida mujer cansada de luchar lo indecible para ganarse tres cuartos que, al ser despedida en circunstancias poco explicables, decide crearse su propia empresa, para evitar así ser malamente explotada.
Pero a Ángela la vida no solo le ha hecho dura, sino también muy cínica. Y en busca de la riqueza que le permita salir de su mísera vida, se convierte en aquello de lo que huía, en una feroz explotadora, que hace de los desesperados inmigrantes que pueblan Londres su materia prima.


La película se atraganta constantemente, al mostrarnos como todos nosotros somos partícipes del asqueroso juego de la explotación. Y, enseñándonos las miserias en las que se mueven los escalones más bajos en los que reposa nuestra economía, nos hace ver como nuestra fortuna se asienta no solo en la pobreza ajena, sino en el hecho de que esa pobreza no tiene elección, pues se basa en el empleo de personas que, por no tener papeles, no son realmente personas.

Pero, por mucho que nos haga sufrir, el mensaje de "En un mundo libre" es un mensaje necesario. Y el tipo de reflexión hacia el que nos dirige es de una vigencia y una importancia vital en la sociedad que compartimos.
Por eso, aunque contenga momentos sobrecogedores en los que el cuerpo no sepa si pedirnos llorar o vomitar, Ken Loach vuelve a dar en el clavo, y su película es, sin ninguna duda, de lo más recomendables de la cartelera actual.

Para personas inquietas y de estómagos fuertes, y para quien necesite entender un poco mejor lo mal que funciona nuestro mundo. Para todos, esta claro.
No dejéis de verla.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Cierto es que el cine de Ken Loach, por su crudeza, llega a ser muy duro, incluso demasiado duro a veces.

No obstante, y como excepción que confirma la regla, aprovecho para recomendar una película suya que me encantó "Sólo un beso".

En la misma, aborda con sutil tacto una temática tan complicada como el choque entre cultura, tradiciones y religión entre un joven escocés musulmán de ascendencia paquistaní, su familia y el amor que ha de mantener oculto con una joven irlandesa, blanca y católica .

Una de las mejores películas que he visto en los últimos años.

Anónimo dijo...

Días después y, lejos de haberse pasado el atragantamiento, casi que va a peor. Tú mismo lo dices, uno sabe a lo que va cuando va a ver una peli de Ken Loach. De hecho, va "por eso". Pero se paga un precio además del de la entrada. Personalmente, no me he perdido una sola de sus pelis, pero no es menos cierto que no he sido capaz de ver ninguna más de una vez (menos Tierra y Libertad, pero es la excepción). Todas y cada una de ellas las recuerdo con una sorprendente claridad, mucha más de la que quisiera. Y aún así sigo yendo incondicionalmente a verle. Por pura fascinación. Y quizás algo de masoquismo.