viernes, 25 de enero de 2008

Metáforas y semántica

Cuando uno se convierte en usuario de internet, lo primero que aprende a utilizar es un buen buscador.

Yo recuerdo que cuando empecé a utilizar internet, el buscador de referencia era Yahoo. Pero poco después fue desplazado por Google, que hoy en día es un gigante, porque era más rápido y ofrecía mas resultados, y creo que hoy por hoy no utilizo ningún otro.


Pero el caso es que a veces resulta complicado acceder a la información que se busca. Muchas veces no encuentras las palabras adecuadas en función a las cuales debes realizar la búsqueda, y otras veces, tienes claro un significado, pero te es difícil dar con la palabra a buscar, y las opciones que te ofrecen te llevan a errores. Es más, a veces tener más resultados no es una solución, sino todo lo contrario, pues es necesario filtrarlos. Y por experiencia, saber exactamente que quieres y realizar búsquedas con los términos que crees adecuados para no encontrar resultados útiles, puede ser muy frustrante.


Una de las cosas más interesantes en los que se está trabajando en internet es la Web Semántica, que, como su mismo nombre indica, hace hincapié en el significado de las cosas a la hora de describirlas, introduciendo nuevos datos que informan mejor sobre el contenido de las páginas.

El funcionamiento de dicha Web no es simple ni sencillo. Sus páginas requieren más elaboración, pues al añadir el contenido semántico todo resulta más complicado. Y su procesamiento también sería superior al de una página normal. Pero los resultados que promete son mucho mejores para el ser humano, sistematizando las búsquedas para facilitar la labor humana.


Está por ver en que acaba la Web Semántica, si alguna vez llega a implantarse del todo en nuestra vida. Pero cada vez que oigo hablar de ella me acuerdo de cuando Google introdujo sus sugerencias de búsqueda en su buscador (el típico "Quizás quiso decir: xxxxxx). Y de la anécdota, casi convertida ya en leyenda urbana, que narra como cuando introducías en el buscador la palabra conejitos, el inteligente cacharro nos sugería que quizás buscábamos coños.


Evidentemente, el error está subsanado desde hace ya años, y no he sido capaz de encontrar ningún registro visual del mismo, pero puedo dar fe de ello porque es algo que vi con mis propios ojos. Y la verdad es que no creo que la red semántica pudiera caer en un error tan burdo (o quizás sí, quizás era un acierto mayúsculo).

Pero no dejo de preguntarme hasta que punto conseguiremos que los algoritmos sean tan eficientes como para ser capaces de interpretar las metáforas que diariamente empleamos en nuestra vida.


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