O la fuerza del amor y la potencia del miedo...
Unos mínimos apuntes científicos previos (son simples, pero si os echan para atrás, leed solo lo que está en negrita, y luego volved a la fórmula cuando lo creáis necesario):
Fuerza:
Donde: m = masa, y a=aceleración.
Se considera fuerza a cualquier acción o influencia capaz de modificar el estado de movimiento o de reposo de un cuerpo
Potencia:
Donde: dE = Energía o trabajo, y dt=tiempo.
Se considera potencia mecánica al trabajo realizado en una unidad de tiempo (o la velocidad de cambio de energía de un sistema, pero podéis olvidar esto último).
Mi teoría:
Se ha dicho muchas veces que el amor es el sentimiento más fuerte del mundo, capaz de mover montañas, imposible de resistir.
Quien lo ha sentido de verdad alguna vez, puede dar fe de ello. Y yo no voy a dudar de ello ni un minuto.
De hecho, una de mis frases de película favoritas dice "La vida no es vida hasta que no se ama y se es amado. Después, ya no existe la muerte", y puede dar una idea de lo fuerte que es el amor.
Ciñéndonos a la física, yo diría que el amor verdadero tiene una masa específica (m en la ecuación) altísima, de forma que aunque se lleve con poco impulso (impulso= aceleración, a), la fuerza (F) del amor es muy grande (F=m·a). Ahora, el amor no se puede dejar quieto, hay que moverlo. Si no tiene ninguna aceleración (a=0), por fuerte que sea, corre el riesgo de no tener fuerza ni para mover un dedo (si F=m·a, y a=0, F=0). Parejas vederes desechas con un sentimiento enorme entre los dos, pero muertas por falta de pasión...
El miedo en cambio es un sentimiento muy peligroso. Porque no existe ningún sentimiento capaz de hacernos gastar tanta energía (dE en la ecuación) en menos cantidad de tiempo (dt). Es decir, es sin duda el sentimiento más potente (P=dE/dt).
Por desgracia, pese a lo masivo (m) que es el amor, un sentimiento tan potente como el miedo es capaz de robar toda la energía de nuestro cuerpo, impidiéndonos ningún impulso (aceleración, a), y quitándole así toda la fuerza (F) al sentimiento.
Hoy en día el mundo lo mueve el dinero. Y con ello las relaciones políticas y muchas de las relaciones sociales.
Pero en las relaciones humanas más personales, en el tú a tú, nos mueve sobre todo el amor, en sus diferentes formas.
Lamentablemente, día a día nos va pudiendo el miedo. Miedo a tener menos, miedo a perder lo que tenemos, y miedo a no conseguir nada. Miedos muchas veces incentivados por otros para conseguir cosas de nosotros.
Y con esos miedos, poco a poco, el dinero va ganando terreno como móvil principal de nuestra existencia, y vamos perdiendo aquello que nos hace humanos: en gran parte, el amor.
Ojalá algún día nos demos cuenta. Y ojalá algún día volvamos a sentir.
Espero que os haya gustado mi pequeña teoría de la vida...
7 comentarios:
¡Genial! Un día te cuento mis teorías y comparamos. Hasta entonces me quedo con esa frase tan acertada que dices: "el amor no se puede dejar quieto, hay que moverlo".
¡Qué gran verdad! Esa es la verdadera fórmula.
Has demostrado como las ciencias pueden ser románticas... Mi conclusión es que entonces, para fortalecer el amor hay que correr, pero con una aceleración X. Llegará unmomento en que no podamos pasar una velocidad Y y entonces la aceleración será 0 a pesar del esfuerzo que supondrá la carrera. Entonces el amor morirá, no por falta de dedicación e interés, sino por una inevitabilidad biológica. O sea, que el amor siempre acaba por desaparecer. Snif...
No tiene por qué, Alberto.
La aceleración puede ser lo suficientemente pequeña y contínua para que la velocidad no supere nunca un umbral biológicamente inalcanzable. Es lo que les pasa a esos viejecitos que se llevan queriendo toda la vida y cada día se quieren más. Y si la masa específica es alta, la fuerza también.
Y por otro lado, tambien está la opción de que la aceleración sufra momentos en que sea negativa y luego vuelva a subir. Hay parejas que hacen de esa inestabilidad su punto de equilibrio y también funciona.
Lo más sano, de todas formas, es encontrar el ritmo de la primera opción. Esas son las parejas más estables, y sí que existen. Pero lo dicho, es una cuestión de ritmo.
Igual algún día pongo un post sobre la importancia del ritmo en general en nuestras vidas, que también daría mucho de que hablar...
Lo que no suele funcionar son los amores que van demasiado rápido, quizás porque, efectivamente, llegan a un punto en que su aceleración es 0 y se quedán sin fuelle.
Enhorabuena oligoqueto por este blog que nos regala la oportunidad de conocer a las personas en otro plano, algo mas humano que, a veces, nuestras fronteras personales creadas por ese oscuro miedo del que hablas y que lo que hacen es desacelerar la ecuación, algo que es tan antiguo como el propio ser y su inherente espíritu de supervivencia, que sin duda nos mantiene con vida pero, a veces, pétreos e impermeables.
La física del amor... me encanta como abordas este tema. Coincido contigo en poner el metrónomo en la marcha mas larga y marcar un ritmo pausado, por supuesto si lo multiplicas siempre por 2. Aunque nada de esto resultaría si no logramos volvernos porosos sentimentalmente e imprimirle aceleración a la ecuación. Ojala fuese tan lógico como una formula en un papel o la visualización de un algoritmo puesto que la ecuación puede darse el caso de no funcionar con todos los factores a favor y en el otro extremo, casi de locura, seguir funcionando aunque lo dividas entre 2. Lo que quiero decir es que a veces no es todo tan exacto como quisiéramos. Ojala pudiésemos controlar nuestros sentimientos de una forma tan racional, o no, no sé que seria mejor. Lo que tengo claro es que debemos de intentar abrirnos, ganar terreno al dinero, romper alguna que otra barrera y por consiguiente ser mas humanos, porque seguro esta es una parte muy importante del sentido de nuestras vidas.
Bueno, lo dicho, espero que tu periplo por la red nos depare a todos buenos momento, mas humanos.
Teoría alternativa:
Supongamos la existencia de un espacio que llamaremos “espacio de la vida”, que suena un poco Disney aunque menos Mengele que “espacio vital”. Este espacio, como el que todos conocemos, esta habitado por “masas vitales” (m) en constante movimiento por la acción de las que llamaremos, por seguir siendo originales, “fuerzas vitales” (F). Las fuerzas vitales tienen su origen último (que no inmediato) en la interacción entre las masas, aunque a diferencia de la gravitación universal, no son sólo fuerzas de atracción. Tampoco puede asegurarse que sean proporcionales al producto de las masas que interactúan e inversamente proporcionales al cuadrado de la distancia que las separa, pero no existen aún estudios suficientemente concluyentes al respecto. Las dos fuerzas vitales más poderosas, y en esencia casi las únicas ya que de ellas se derivan todas las demás, son el amor (de una masa hacia otras) y el miedo (en realidad amor de una masa hacia sí misma, y en última instancia instinto de supervivencia).
Como en el campo gravitatorio, una fuerza vital es igual al producto de una masa vital por la aceleración que le comunica:
F=ma
Expresión ésta que se deriva (nunca mejor dicho) de
P=mv
Donde P es la Cantidad de Movimiento y v la velocidad
Hasta este momento el espacio de la vida se parece sustancialmente al espacio que llamaríamos “real”, con la particularidad de aunar en su comportamiento propiedades del campo gravitatorio y el electromagnético (ejem). La mayor originalidad, y por lo tanto el rasgo más característico del espacio de la vida es el hecho de que las masas vitales sean función del tiempo m(t): aumentan continuamente. Esto hace que para transmitir a una misma masa vital m una aceleración constante será necesario aplicar una fuerza vital cada vez mayor. De igual modo, una masa m moviéndose a velocidad constante tendrá cada vez una mayor cantidad de movimiento y una mayor inercia, por lo que alterar esa velocidad, tanto en módulo como en dirección, exigirá cada vez de una mayor fuerza vital.
No olvidéis esto amiguitos: vuestra “masa inercial vital” crece por momentos, y cada vez os va a ser más difícil levantar vuestro culo vital de la silla del ordenador,…
Magnífica y sugerente teoría...a mí no me explicaron las ciencias así, ¡ coño!
Por cierto, saludos muy cordiales.
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