viernes, 24 de abril de 2009

Los hombres que no amaban a las mujeres

Como mucha gente, cogí el libro del pobre Stieg Larsson con ciertos reparos ante el despliegue de marketing que ha disfrutado. Lo cogí sin esperar mucho, aunque me venía muy bien regalado por mi cumpleaños y recomendado por gente fiable. Y aunque hay muchas críticas por internet y algunas son bastante duras, lo cogí y no lo solté hasta terminarlo.

El sábado pasado me puse a leerlo, a eso de las ocho o las nueve de la noche. Aun no había quedado y no tenía ningún plan, así que pensé leer un poco y después cenar e irme al cine a la sesión de madrugada. Lo hago a veces, si no me ha convencido nada de lo que vayan a hacer mis amigos o si estoy en plan autista, y me da igual si tengo que ir al cine solo.
Empecé a leerlo y me absorbió su historia. Cené sin dejar de leer y contesté con negativas a un plan entretenido que me habían propuesto, pues quería enterarme de como continuaba todo. Y a las seis menos cuarto de la madrugada decidí parar para dormir, más pensando en mi salud que en mis ganas...

Me duró poco más, claro. Y me duró más que nada porque el domingo tuve varias cosas que hacer y no pude dedicarle todo el tiempo que me hubiese gustado. Quedé muy satisfecho de la historia, pensando en si me convenía leerme ya el segundo de la saga o mejor esperaba, pero al final he decidido dejárselo a mi madre mientras me lanzo contra otro de los que tengo encolados, pues sospecho que me va a afectar igual y entre semana me gusta ir al trabajo lo más descansado posible.

Está claro que se trata de un best-seller y que está bien escrito y mantiene un ritmo increíble, aunque no sea una obra para paladares exquisitos de los que prefieren deleitarse con la forma por encima del fondo. Si bien Stieg Larsson hace muy bien su trabajo, posiblemente su tiempo pase y el no permanecerá demasiado en la memoria del arte literario. Pero para mí, que disfruto sobre todo de la historia, me ha supuesto reencontrarme con esos años en los que los libros me atrapaban y me mantenían despierto hasta cercano el amanecer, sin importarme el tener que ir a clase por la mañana. Y eso es mucho.

No soy un buen referente, no soy un gran lector (aunque en un tiempo no fui malo). Así que no voy a hacer mejor crítica que esta. Lo demás se lo dejo a Mikael Blomkvist y, sobre todo, a Lisbeth Salander, que sabrán meterse en vuestra cabeza por si mismos. Su creador ha sabido darles la vida suficiente, y meterles en las tramas más interesantes, pero casi se bastan solos para mantener el interés.

Muy recomendable... y, como dijo una insigne bloggera, "si no la lees no estás en el mundo".

3 comentarios:

Jove Kovic dijo...

Pues nada, que me lo compro y lo leo. Saludos cordiales desde BCN.

Cyllan dijo...

Jajaja, nos seguimos los pasos eh? Pero tú lo has leído inmensamente más rápido que yo. Me temo que tengo demasiados hobbies aagg, o que a mí no me está atrapando tanto como al resto del mundo, porque aún voy por la pag. 100. Tal vez sea porque ahí todavía la historia no ha arrancado del todo... Mmm, ya veremos. Desde luego tengo que correr ya que la peli se nos echa encima ;)

oligoqueto dijo...

Jovekovic: Me supone cierta responsabilidad pensar que te lo leas porque lo recomiendo yo. Más que nada porque te hago de los que van a detectar sus carencias más que de los que nos dejamos engañar por sus bondades. Ya dirás...

Cyllan: ¿Que no lo has acabado? Si lleva anunciado un huevo de tiempo en el lateral de tu blog... Eres la primera persona de la que sé que le ha costado terminarlo, aunque supongo que si no te engancha no te engancha, claro...