lunes, 27 de abril de 2009

Déjame entrar.

Hace unos meses hicieron la versión cinematográfica de la novela juvenil sobre vampiros "Crepúsculo". No llegué a verla, pero la referencia que recibí sobre ella es que era una película bastante romántica, más de amor que de señores de la noche...
Y este fin de semana, viendo que la estrenaban en muy pocos cines e igual me quedaba sin verla, me decidí por ver "Déjame entrar", otra de vampiros de la que había leído una crítica que venía a decir que también era romántica, y de la que un amigo me había hablado muy bien por sus propias referencias fraternas.

Y efectivamente, me pareció una magnífica película, y efectivamente me pareció especialmente romántica. Con el añadido de que, encima, me creí su interpretación de la figura del vampiro mucho más de lo que me lo he creído jamás en ninguna otra película...

"Déjame entrar" es una historia que se sitúa en Suecia, en un ambiente frío en el que la nieve se convierte en algo más que paisaje y con unos personajes circundantes que, personalmente, me resultaron algo lejanos. Como si la distancia entre los suecos de la película y los españoles de por aquí fuese mucho mayor de lo que suponía en un principio. Pero lejos de alejarme de la historia, esa circunstancia me mejoró la experiencia, produciendo un mayor contraste con respecto a la extraña pasión de los protagonistas que hizo que el desenlace final resultara mucho más redondo.

La película cuenta una historia de amor entre dos niños, Eli y Oskar, de, digamos 12 años. Dos niños con vidas difíciles que encuentran el uno en el otro la comprensión y el cariño que no obtienen del resto de su entorno. Y la protección y la seguridad que necesitan.
Y dos figuras con un lado oscuro fascinante que viene a demostrarnos que los niños pueden ser a la vez personajes especialmente tiernos y criaturas terriblemente siniestras, con nociones menos marcadas de lo que significa el bien y el mal, haciendo equilibrios entre uno y otro.

Durante la película me surgió cierto pensamiento del que ahora no estoy muy seguro: que el autor había pretendido plantear la idea de que uno no escoge cuando y como se enamora, y de que en cierta forma el vampiro representa ese momento, que se convierte en algo atemporal. Como si su propia vida detenida se identificase con el enamoramiento, y que al final resultara un amor imposible por las diferencias entre los protagonistas. O en un profundo amor desdichado por lo inviable que es mantenerlo en el tiempo, dado el inevitable envejecimiento del humano. Los caminos que se alejan si el vampiro no rompe su amor convirtiendo y condenando a quien ama.


Pero si bien la verdad es que la película no ofrece lo suficiente para llegar a esa conclusión, y es más la percepción que tuve en un momento dado, al analizar la relación entre el vampiro y su aparente padre, lo cierto es que el enamoramiento se aprecia como algo muy real, que permite a cada uno de los protagonistas enfrentar sus mayores miedos. Enfrentamientos que los sitúan a ambos a punto de su destrucción, de la que no se hubieran librado sin la ayuda del otro. Y que acaban reforzando su unión, a través de sus propios sacrificios, convirtiéndoles en una pareja fuerte para la que, aunque resulte complicado imaginar un futuro, tampoco se vislumbra un final.

Cuidado con ella aquellos que necesiten de ritmos altos, o los que esperen que se les cuente todo como si fuese un ejercicio de descripción narrativa. Porque lo que cuenta la historia va mucho más allá del cómo y el porqué de los vampiros, o del principio y el fin de cualquier historia al uso. "Déjame entrar" es una historia de amor, de un primer amor que permanece en el aire al terminar la película, y a cuyo comienzo no se le debe buscar más explicación que la amistad y el cariño. Y puede decepcionar a quién espere mucha acción o un ritmo más vivo.
Pero creo que gustará, y mucho, a quienes tengan la suficiente sensibilidad como para meterse en el juego, y vean en Eli y Oskar la oscura inocencia que emanan, de la que parten tanto su amor como su vena más asesina.
Una indudable recomendación para el cine, antes de que se escape de la cartelera...

5 comentarios:

Cyllan dijo...

Maravillosa de principio a fin, hasta no sé cuando se me quedará grabada. Y tú que bien lo cuentas, esta vez no podemos estar más de acuerdo.

Roberto Marchán dijo...

pues sí, fuimos a verla el sábado después de tus recomendaciones y no defraudó,... ahora, da mucho más miedo la vida de los suecos "normales" de la película que la de la niña vampira. si realmente es así, dan unas ganas locas de irse a vivir a escandinavia,...

un abrazo!

Alice_Gould dijo...

Cuando me empezaron a hablar de Dejame entrar se me quitaron las ganas de verla, yo queria ver una peli de miedo...y por creo que es mas bien la historia del Pequeño Vampiro actualizada y con un trasfondo de actualidad con el tema del mubin

oligoqueto dijo...

Cyllan: Gracias, la verdad es que me gustó mucho...

Roberto: Sí, los suecos de la película dan miedo. Me había hecho otra idea de ellos después de leer las novelas de Stieg Larsson, pero lo cierto es que no son demasiado apetecibles en esta película.

Alice_Gould: No me queda claro si al final la has visto o no.
De pequeño fui fan de "El Pequeño Vampiro", pero la película tiene poco que ver. O no, no lo sé, pero me parece otra cosa...

Saludos.

Cyllan dijo...

Y oye Oli, es posible que la novela de la que salió la peli nos arroje nuevas soluciones a las dudas que nos plantea la segunda. Yo ya me lo he apuntado a la cola para leerlo ;)