viernes, 26 de septiembre de 2008

Mi ruta musical.

Hubo un tiempo en el que acceder a la música que me gustaba era bastante complicado: era mucha y de muy diferentes estilos, lo de internet no estaba tan fácil como hoy en día (por ancho de banda y por cantidad de fuentes) y yo no tenía más ingresos que lo que me daban mis padres.
Aun así, no perdonaba una visita al extinto Madrid Rock, en busca de ofertas de discos a menos de 1000 pelas, al menos una vez cada par de semanas. Y habitualmente caía algo...


Recuerdo perfectamente la ruta. Salía del metro justo enfrente de Madrid Rock, en "Gran Vía", y me iba directo a los estantes del fondo, donde tenían apilados en orden alfabético todas sus ofertas. La de bolsas naranjas que me habré llevado de allí, con su cocodrilo rockero...

Tras pasarme un buen rato viendo lo que había, pasaba a realizar alguna prospección en el resto de la tienda, por las novedades, sin mucho interés (porque casi nunca me han interesado novedades, y porque casi nunca estaba dispuesto a pagar un precio de novedad) y por el resto de discos a precio habitual. Solo me paraba en algunos de mis grandes favoritos y en la sección de singles, que siempre me hicieron gracia. Y por último, a la salida, rastreaba el mural de los conciertos en busca de alguna ocasión jugosa, y le echaba un vistazo a la lista de más vendidos, según salía de nuevo a la calle.

Pero las cosas nunca acababan allí, eso era solamente el principio. La siguiente parada obligatoria era la FNAC de Callao, pero en el camino siempre ojeaba desde fuera las tiendas de discos usados de la calle de las Tres Cruces, en las que solo entraba en caso de encontrar algo muy llamativo, y de ahí me dirigía a mi destino entrando por la calle del Carmen.

En la FNAC siempre me pasaba primero por las ofertas de la Zona FNAC. Y después, directamente, a los discos en castellano, que siempre tenían buenos discos de grupos indies y poco conocidos. Luego, antes de pagar (cuando me llevaba algo), miraba los vídeos y las bandas sonoras, y tras eso salía en busca de la siguiente parada.

Y la siguiente parada era Escridiscos, en la calle Postigo de San Martín. Creo que muchos de los singles de grupos indies que me he comprado en mi vida salieron de allí. Y muchas entradas de conciertos también. Que decir de aquellas estupendas bolsas, que guardaba celosamente para entregar los discos que a veces yo regalaba... Mantenían una magnífica política de recuerdo de los 80's, con muchos discos de aquella época, así como un magnífico gusto para escoger los grupos nuevos de los que vendían sus discos. Un indispensable.

Ya terminando, la ruta continuaba bajando hacia la calle Costanilla de Los Ángeles, donde nunca faltaba la entrada en la tienda Citadelle y, más hacia Opera, en Discos Del Sur, otro gran clásico para conseguir las últimas novedades de Elefant y Subterfuge (incluso su grafismo era obra de Javier Aramburu, también grandes sus bolsas). Recuerdo que tenías que llamar a la puerta, que te hacían dejar la mochila y que apuntaban cada disco vendido en un cuadernito, a mano, con el precio y la fecha. Nunca supe para que tanta escrupulosidad teniendo sistemas más modernos de contabilizar las cosas...

Esos tiempos acabaron hace ya tiempo, y hoy en día cuando quiero un disco lo compro directamente en otra tienda FNAC de las afueras de Madrid, o por internet (Amazon es estupendo, y hoy he recibido un disco comprado a través suyo; y hace poco recibí otro desde Corea y puedo decir lo mismo de eBay). Pero lo cierto es que echo de menos esos paseos que eran todo un desfile, recorriendo décadas de buena música, memorizando nombres y preguntando por grupos, disfrutando como un enano.

Y no es que cambie lo que tengo hoy en día, pues me hace disfrutar con menos esfuerzo de mi música favorita, pero es innegable que las cosas trabajadas saben mucho mejor. Sobre todo cuando ese esfuerzo resulta tan entretenido y fructífero como era el simple paseo por aquellas maravillosas tiendas llenas de sueños e historias.


PD: No viene a cuento, bueno, solo en referencia a lo de los sueños, pero ¿verdad que ha hecho bien Natalie Portman al romper con Devendra Banhart? Si es que no le pega nada...

3 comentarios:

Rara Avis dijo...

Yo también recuerdo la tienda de Madrid Rock, una pena que la cerraran, que buenos tiempos pasé allí revolviendo entre las ofertas...

ahora como tú, tiro del fnac y sobre todo, como la economía no me ayuda en absoluto acabo por usar la banda ancha de internet...

besitos grandotes!!!

p.d.: coincido a pesar de que no venga a cuento... Natalie mejor solita que con ése...

Jove Kovic dijo...

Acabo de volver de tu ciudad, que es magnífica. Me parece una ciudad llena de lugares paseables, el jueves me fui desde la Puerta de Toledo al Palacio Real y, de allí, al museo Thyssen, todo andando. Acabé cansado, pero valió la pena Me gustó mucho el Jardín Botánico que no conocía, a diferencia del Retiro.
No pude evitar la tentación de las porras con chocolate.
En fin, ya ves que no tiene mucho que ver con tu entrada, pero venía a saludar.

PD: Natalie Portman no está nada mal, pero yo soy más de Aroa Gimeno y Pilar Punzano.

oligoqueto dijo...

Sí, Ayshane, echaré siempre de menos al cocodrilo.

Jove, como sabes, esto te lo contesté en tu propio blog.

A Madrid le pasa como a cualquier ciudad con cierta historia, tiene lugares estupendos. Pero, también como cualquier ciudad que crece, tiene cosas horribles.

Saludos.