viernes, 29 de mayo de 2009

Ángeles y Demonios, rayos y centellas...

Os aseguro que, desde hace un tiempo, estoy con unas ganas locas de completar un post sobre cine con una única palabra. Algo onomatopéyico, del estilo de "Puagggh!!!!" o "Buffffff!!!!", que deje muy claro lo que opino de la película sin que vosotros perdáis el tiempo leyéndome (o aun peor, viéndola) ni yo escribiendo.
Pero me da que le tengo demasiado cariño al blog como para hacerle eso, así que me esfuerzo semana a semana por escribir algo mínimamente interesante sobre las películas que voy viendo, a la espera de volver a encontrarme algo bueno...

No sé, igual pido mucho y me he vuelto incapaz de apreciar una simple película de entretenimiento, igual me estoy convirtiendo en un snob despreciable incapaz de disfrutar de una película cuando no le aporta un mínimo de intelectualidad. O, posiblemente, estoy escogiendo mal. Pero es que últimamente no acierto, y empiezo a no saber que ir a ver, del miedo que me da continuar mi racha de películas malas...

Y eso que esta semana no ha sido de las peores. Simplemente, "Ángeles y Demonios" me resultó aburrida y predecible, poco creíble e insustancial. Pero no puedo dejar de reconocerle un buen trabajo de ambientación (sobre todo teniendo en cuenta las trabas que ha sufrido para rodar en el Vaticano) y cierto empeño en mantener un ritmo alto, aunque no me llegara nunca.
Y no se trata tampoco de que hubiera leído la novela y ya conociera la historia (honestamente, después de leer "El Código da Vinci" no creo que vuelva a leer nada de Dan Brown). Es simplemente que no me interesó en absoluto...

Así que tampoco voy a estirarme más, que creo que ya he cumplido con el blog y con quien quiera que me lea con frecuencia.
No, esto no es simple relleno; y no tengo dudas de que os queda clara mi opinión, así que... hasta la próxima.

miércoles, 27 de mayo de 2009

Ni uno más.

Más allá de sus errores políticos y algunos excesos que cometen, los chinos me parecen un pueblo admirable. Capaz de lo mejor y con un espíritu comunitario que ya lo quisieran para ellas las hormigas.

En parte fruto de ese espíritu surge el vídeo que os voy a poner ahora. Por favor, vedlo antes de continuar:



Es posible que no entendáis a que me refiero hasta que leáis también la noticia que lo acompañaba, que os dejo aquí (por favor, leedlo antes de continuar, merece la pena).
Pero yo he de confesar que admiro a Lian, el chino que trepa. Porque, tal y como nos cuentan la noticia, parece que es el único que ha comprendido la forma más correcta y definitiva de atacar ciertos problemas. Y porque, por su explicación, nos quedan bien claras las motivaciones altruistas de sus actos, aunque esos actos impliquen arrojar chinos al vacío...

Yo me pregunto si no nos iría mejor a todos que alguien tomase ese tipo de decisiones por nosotros. Alguien muy loco y muy agotado, en plan "Un día de furia", que llevase a la acción sus fantasías de liberación y arrojase por la barandilla sus tensiones reprimidas llevándose por delante a alguno de esos que no dejan de molestar...

Posiblemente sería un mundo más violento y, paradójicamente, más relajado, al menos a nivel global, aunque hubiese que ir con mil ojos para no cruzarse con el venado de turno. Pero lo que seguro que sí tendríamos es un telediario mucho más entretenido. Que parece, que últimamente, no haya en el mundo más que fútbol...

Un brindis al cielo por Lian Jiansheng...

lunes, 25 de mayo de 2009

Psssssssssss...

¿Os ha pasado alguna vez que estáis casi meándoos y llegáis al baño a la carrera?
Bueno, pues confieso que yo, a veces, cuando me encuentro en esa situación y estoy en un lugar en el que tengo confianza, como mi humilde hogar por ejemplo, tengo la costumbre de desabrocharme la cremallera según voy llegando.

El caso es que el otro día, sin darme cuenta, lo hice en el trabajo. Para cuando abrí la puerta del baño, ya me había desabrochado la cremallera y se podían ver mis estupendos calzoncillos al otro lado del pantalón. Genial. Y cuando me metí en el retrete caí en la cuenta de lo que acababa de hacer, y me puse a pensar hasta que punto podía haber metido la pata.

A ver, para que os hagáis una idea, en mi oficina el cuarto de baño queda al lado de lo que llamamos "el office", una especie de cocina donde se dejan al principio de la mañana la bollería y los bocadillos con los que alimentan nuestras ganas de trabajar. Y donde, además, se encuentran un fregadero, la nevera, el microondas, la máquina de las bebidas y la despensa donde quedan las galletas y otros comestibles. Es decir, posiblemente el lugar más frecuentado de toda la planta, por encima de los propios puestos de trabajo en algunos casos.
Y no es que me la saque y haga el helicóptero, claro, pero lo cierto es que bajarse la cremallera antes de entrar al cuarto de baño en un sitio que queda justo a la entrada del office es arriesgarse a ser descubierto en una situación bastante difícil de explicar...


No solo eso, tuve la suerte de que en el baño no había nadie, porque bien podría haber ocurrido que hubiera un par de tranquilos meandantes que hubieran podido ver en mi acto una provocación nada deseable. Y si alguno de aquellos hubiera sido mi jefe, o el jefe de mi jefe, que sé yo, ya no lo hubiese arreglado ni con la mejor verborrea de Jorge Valdano.
Por suerte no tenemos un baño compartido como tenían en Ally McBeal o incluso podrían haberme acusado de acoso...

Así que estoy ahora en profundo replanteamiento de hábitos preorinatorios, pues no solo son seguramente algo impúdicos y no del todo higiénicos, sino que cualquier día de estos me van a acabar llevando a una situación de más ardua explicación que la que afrontó el pobre Wilt para explicar que era exactamente lo que había arrojado al agujero de la obra de su instituto (si no habéis leído "Wilt", de Tom Sharpe, deberíais hacerlo).
A ver si no vuelvo a meter la pata.
Ni la mano en la cremallera...

(Por cierto, no tiene nada que ver... bueno, no mucho, pero buscando imágenes para alimentar este post me he encontrado con lo siguiente. Me ha podido el morbo, lo siento.
Solo para estómagos fuertes, sobre todo las imágenes linkadas)

viernes, 22 de mayo de 2009

Hay que ordenar la habitación...

Es curioso como aun hoy, habiendo pasado ya unos días, me resulta todavía difícil creer que Antonio Vega haya muerto. Igual que con Enrique Urquijo.
Claro que, aunque hayan muerto, realmente son de esos que nunca desaparecerán...

El otro día, conduciendo en carretera con mi padre en el coche, llegó un momento en que nos encontramos demasiado lejos de Madrid como para coger una emisora de radio que se oyera lo suficientemente bien, y que nos resultara suficientemente atractiva. Así que, aprovechando que el coche de alquiler permitía conectarlo a la radio, decidí poner el Ipod.
Lo complicado fue escoger entre todo lo que tengo algo que pudiera ser del gusto de mi padre, un tipo ya mayor, de más de 70 años, poco aficionado a la música. Me pareció que el recopilatorio de "Enrique Urquijo y Los Problemas" podía ser adecuado, pues está lleno de versiones reconocibles y es música suave, así que lo puse y estuvo amenizándonos durante una buena cantidad de kilómetros. Y llegó la canción que os ofrezco hoy, de la que me había olvidado entre tanto recuerdo de Antonio Vega durante la semana pasada: la versión que Enrique y Antonio compartieron de la canción de éste último "Desordenada habitación".



Si os gusta, os aconsejo que acudáis a la página de YouTube que acoge este vídeo, porque la verdad es que la persona que lo comparte hace una descripción muy bonita de la versión.

Y como estoy haciendo últimamente, aquí os dejo el link en goear, para poder escucharla con una mejor calidad de sonido:



Sin duda, una versión especial...

jueves, 21 de mayo de 2009

SIDA y condones.

El otro día encontré en "El País" la siguiente noticia:

"El arzobispo de Granada dice que el preservativo ha propagado el SIDA en África"

Leí la información con la frustración con la que suelo leer estas cosas, y me leí los comentarios a ver que opinaba la gente.
Como siempre, había un montón de comentarios muy críticos con lo que se decía, como siempre muchos de ellos demasiado pasados de rosca hasta resultar demagógicos. Y, como siempre también, había algunos defensores de esa idea tan cegados como algunos de los críticos.
Pero hubo un comentario que me resultó interesante porque me redirigió a un artículo que no conocía, y que por lo que he visto después fue comentado en "La Razón" (por lo que tampoco me sorprende que no lo conociera). Uno en el que un científico de Harvard, Edward Green, venía a decir que el condón no estaba contribuyendo a controlar el SIDA en África.

Así que, intrigado por todo ello, decidí leerme el artículo completo del obispo, él del investigador Edward Green, y la reseña crítica de "La Razón". Y sacar mis propias conclusiones.

Y mi conclusión es la siguiente: que es muy fácil intentar manejar la verdad para que ésta nos dé la razón. Aunque sea a base de colegir de lo que dice alguien una idea diferente que nos beneficie en otra cuestión.



El asunto es que el artículo del señor Green lo que dice es que la idiosincrasia sexual de muchas zonas de África hace que el empleo del preservativo no sea muy eficaz. Pero no porque el preservativo no sea eficaz como medida para evitar la transmisión del SIDA, que lo es, sino porque la forma de vivir las relaciones sexuales de esas personas es diferente de lo que estamos acostumbrados en una sociedad de profundas raíces judeo-cristianas como la nuestra. Digamos que las evidencias que encuentran son empíricas: se suministran condones, pero sigue aumentando el número de casos de SIDA. Lo cual, no nos equivoquemos, no establece una relación causa-efecto.
En África, se nos dice, es muy habitual tener múltiples parejas más o menos estables, lo cual conforma una red de parejas que cruza prácticamente toda la sociedad, llegando a casi todos los habitantes adultos. Y, por otro lado, se observa que el solicitar a la pareja que se ponga el condón o el decidir hacerlo de forma autónoma, se entiende como una muestra de desconfianza que no es del todo compatible con la propia relación.
La combinación de ambas situaciones resulta en que es más complicado detener el avance del SIDA que si simplemente hubiese que tratar con grupos de riesgo focalizados, pues acaba siendo un problema muy globalizado en las sociedades africanas.

Además Green añade un factor que denomina "compensación del riesgo". Es decir, que los africanos, al disponer de un método que les limita el riesgo de contraer el SIDA, se sienten más seguros y se meten en más relaciones de riesgo en las que no emplean el condón, compensando una cosa con otra.
He de confesar que no entiendo del todo el razonamiento. Es decir, si uno es consciente de que se trata de una actividad de riesgo, y conoce cual es el riesgo real, la decisión es usar el condón sí o sí. Pero decidir usarlo solo 2 de cada 4 veces me parece absurdo. Y me plantea que, o bien el razonamiento no es correcto o bien nos lleva a una causa mucho mayor: la falta de educación y de adquisición de conciencia ante el problema.

Por último, el artículo de Green indica qué políticas han funcionado en África: las que se enfocan hacia el mantenimiento de relaciones estables y fieles, y a descender la promiscuidad. Y se da el dato de un país como Uganda, en el que esas políticas han funcionado muy bien, o el de Swazilandia y Botswana, los países con mayor índice de SIDA, en los que se están implantando medidas de promoción de la fidelidad.

Lo que me sugiere el artículo de Green y alguna de las cosas que dice el obispo es que las medidas que se han tomado hasta el momento en cuanto a evitar la propagación del SIDA en África han sido equivocadas. Posiblemente se han impuesto formas de pensar occidentales para atacar la enfermedad, y no se ha puesto suficiente interés en comprender la idiosincrasia de cada país para encontrar la solución que mejor se le ajustara.
Creo que hasta hoy se ha puesto mucho énfasis en la distribución del condón como método de bloqueo, pero no se ha trabajado lo suficiente en la educación sobre como usarlo (en una forma global no me refiero solo a como ponérselo). Y no voy a negar que medidas que conduzcan al mantenimiento de parejas estables sea fructífero, pero creo que el enfoque que se realiza de los datos es erróneo: no se trata tanto de fomentar una forma de actuar alejada de como se entiende la sexualidad en esas zonas como de mantener sus modos y costumbres minimizando el riesgo. Es decir, concienciando a las personas de que el condón deben usarlo siempre, a no ser que busquen procrear.


El artículo de "El País" incide en los errores del obispo sin entrar en la crítica que hace sobre los intereses económicos que mueven a actuar con una determinada política sanitaria. Lo hace porque le interesa llamar la atención con el titular, ante una idea que todos tenemos asumida porque es cierta: el condón reduce al mínimo la posibilidad de contraer SIDA. Pero con ello sesga la información.
El obispo se cierra en banda a aceptar que haya diferentes formas de entender la sexualidad, e incluso hace referencias a que usándola de determinadas maneras acercamos nuestra conducta a la de los animales. Conjuga en su texto el rechazo de plano al matrimonio gay, al sexo por placer o al empleo de la píldora del día después, empleando una argumentación moralista que comete el error de estimar un único punto de vista y un único comportamiento éticamente aceptable. Algo típico de la jerarquía eclesiástica, pero, desde mi punto de vista, profundamente equivocado, fundamentalista. Su escrito está lleno de opiniones que pretenden ser verdad, y por tanto esta sesgado desde su origen. Directamente, es bastante tendencioso, y miente...
"La Razón", en su artículo sobre las ideas de Green, se centra en que las soluciones pasan por la abstinencia y la fidelidad. Incluso menciona la monogamia, aunque el propio Green indica en su artículo que una poligamia en la que se mantenga la fidelidad es igualmente válida para impedir la propagación del SIDA. Y hace eso para acercar el ascua a su sardina, ofreciendo a sus lectores unas ideas más cercanas a sus propios ideales, aunque sea también a costa de sesgar la información.
Y por último, el señor Green analiza la situación desde los datos, ofreciendo la verdad estadística que indica qué políticas han resultado más o menos válidas en la lucha contra la propagación del SIDA. Lo hace con argumentación científica y diciendo cosas que no nos gusta oír. Pero, acertando como acierta en la idea de que es necesario cierta disciplina a la hora de emplear el condón cuando no existe suficiente confianza en la compañía sexual, creo que no hace suficiente hincapié en el peso que una mejor educación sexual podría tener para contrarrestar el aumento del SIDA. Una política que, personalmente, creo que a la larga es mucho mejor que asustar a la gente para que no mantengan relaciones sexuales.
Eso sí, en cualquier caso, creo que Edward Green es sincero y ofrece su interpretación de una forma honesta, y basada en hechos reales, por lo que, aunque no esté de acuerdo con él, me parece que resulta la opinión más valorable en este asunto.

Y vosotros, ¿que opináis?

lunes, 18 de mayo de 2009

Star Trek XI.

No soy un ningún "trekkie", pero confieso que "Star Trek" es una saga a la que, como poco, le tengo respeto. No llegué a coger la época de la serie original, ni las películas basadas en ella, pero sí que me tocó de lleno la "nueva generación", y confieso que me gustaba bastante. Y todavía conservo bien cuidado y con bastante cariño un pin con el símbolo de la "Federación de Planetas", que vestía con orgullo en una vieja cazadora vaquera cuando era un adolescente (por no decir que los chándales que nos daban en el equipo de fútbol sala de mi antiguo colegio, y el mismo simbolito del mismo, nos hacían parecer a todos tripulantes de la flota estelar).
La verdad es que me gustaba su su forma de afrontar el futuro, bastante cercana a la realidad actual, con una adaptación del ser humano a los avances científicos muy respetuosa con lo que yo considero que somos. Y su visión de la ciencia ficción que, sin dejar de ser ficticia, sí que estaba bastante en consonancia con los conocimientos científicos del ciudadano medio, por lo que sus guiones no rechinaban demasiado.

Así que, alentado por las decentes críticas de la nueva película, me fui a ver "Star Trek XI" ("Star Trek 2009"), a ver que me ofrecía esa revisión de los personajes originales en sus inicios dentro de la flota estelar. Pero no puedo decir que saliera muy contento del cine tras ver la precuela de la gran saga.

Como en cualquiera de las precuelas modernas que se hayan hecho de viejas películas de ciencia ficción, ésta peca de no respetar lo suficiente a sus antecesoras. Los tiempos cambian y la tecnología también, mucho, con lo que intentar mantener cierta coherencia convertiría a las precuelas en incomprensibles compendios de tecnologías desfasadas. Aquí, por tanto, se incorporan los avances técnicos que Gene Rodenberry no había imaginado cuando creo a Kirk y a Spock, y se nota demasiado.
Pero también se nota mucho en cuanto a la producción, y es uno de sus peores fallos. En las originales, incluso en las nuevas versiones de la serie, todo el mundo Star Trek era un mundo sobrio, donde primaban las tramas científicas y filosóficas sobre la acción, aunque también hubiese de ésta. Aquí es todo lo contrario. "Star Trek XI" está concebido como un film de acción al que se le añaden los antiguos personajes, en unas facetas juveniles excesivamente descaradas que nos alejan de lo conocido, aprovechando la falta de mención anterior a su pasado. Y los breves momentos de introspección y pseudo ciencia se cuentan con los dedos de una mano, resultando además de lo más simples, previsibles y faltos de coherencia con la ciencia menos avanzada que cualquiera pueda conocer. Porque no hace falta saber un montón de la teoría de cuerdas para comprender que ningún motor, de ningún tipo, es capaz de huir del campo de atracción gravitatoria que genera un agujero negro...


Aun así, lo peor de la película no es ni mucho menos su falta de bases científicas, que aquí pueden superar límites asumibles pero que, a fin de cuentas, se dan por hecho en este tipo de películas. Lo peor es contemplar como el guión se llena de situaciones absurdas, totalmente impensables, que se nos plantean como si fuese lo más normal del mundo.
La manera en la que un conjunto de imberbes cadetes se convierte en la tripulación de mando de la nave que constituye la joya de la corona de la flota estelar resulta insultante para cualquiera con dos dedos de frente. Y suponer que, además, eso se haga en una humanidad reconvertida y adelantada, como era la que planteaba la serie original, es una contradicción intolerable.
Y el tratamiento de los personajes, que pasan de ser humanos fríos de tan razonables a puras hormonas andantes, no puede justificarse solo en la juventud de los protagonistas, y me hace pensar que la película es una especie de versión futurista de "Dawson Crece".

Así pues, me es difícil recomendar la película a nadie que haya disfrutado jamás del mundo "Star Trek". Igual la disfrutan personas que no conozcan de nada los productos originales o aquellos fieles a J.J Abrams que consideren un genio imprescindible al autor de "Perdidos".
Pero a mí me dejó frío. De hecho, agradecería que me hubiera dejado indolente, pero salí del cine bastante frustrado. Y deseoso de cambiar mi mala racha, porque últimamente lo único bueno que he visto ha sido una obra para niños...
Ni videoclub, en la tele dentro de unos años, y una noche que solo pongan fútbol en el resto de cadenas...

jueves, 14 de mayo de 2009

Girls in love.

Había pensado escribir este post dedicándoselo al autor de la canción que le da título, Andreas Dorau, haciendo algo más amplio e interesante.

Pero lo cierto es que me estaba resultando muy complicado acceder a información sobre él, y que tampoco sé demasiado de su música (tengo un disco que me compré de segunda mano por Amazon, y otro en mp3 que me bajé hace años, cuando acceder a la música que me gustaba era mucho más difícil). Y para que engañarnos, es un tipo de escucha complicada, incluso en cosas animadas como "So ist das nun mal" o "Demokratie"...



Así que he decidido que más me vale dejarme de tonterías y centrarme en lo que conozco bien, que es este pedazo de hit llamado "Girls in love".


Conocí la canción en las ya comentadas fiestas yo-yo, pinchada por Borja y Diana (ex Meteosats), y fue un flechazo a primera escucha. Una de esas canciones de ritmo rápido que te hacen saltar y bailar cada vez que la escuchas. De las que pones en una fiesta donde solo suenan canciones de los 40 principales y le parece interesante hasta a los que están cantando a gritos las moñerías más tontas de Bisbal. O, si no es así, al menos debería, y yo me lo imagino...
Bueno, no deja de estar cantada en alemán, por lo que es complicado que se coree. Pero su ritmo y su música son internacionalmente asimilables. Y os aseguro que, bien combinada en un playlist adecuado, resulta un rompepistas imparable.

Os dejo el vídeo (por cierto, espero opiniones de arquitectos sobre que os parecen los edificios que se ven):



Como último detalle, comentar que el amigo Guille Milkyway, aka "La Casa Azul", se juntó con "La Chufa Lisérgica" para crear una versión a la barcelonesa de esta canción, saliendo la impagable "Niños Mond". No es igual, pero tampoco es mala.

Espero que os gusten.

martes, 12 de mayo de 2009

12-05-2009

El día 12 de Mayo es un día muy señalado en mi calendario particular. Es el día en que me convertí en tío por primera vez, el cumpleaños de mi sobrina, una pequeñaja a la que quiero con locura. Y, desde que aquello sucedió hace exactamente 5 años, ha sido un día especialmente celebrado.

Hoy en cambio viene acompañado de una noticia que no por ser bastante temida desde hace mucho tiempo estaba suficientemente amortizada. Hoy ha muerto Antonio Vega, y a mí me deja un vacío especial.

Durante muchos años he coleccionado sus discos con gran dedicación, esperando cada nuevo LP como se espera que te toque la lotería: sospechando que nunca va a llegar.
Y aunque también pasaba como con la lotería, que de vez en cuando llega en forma de un premio menor, nunca he dejado de admirar su capacidad creadora ni de confiar en que llegaría de nuevo con un premio gordo. Algún gran disco repleto de mejores canciones, como aquel "No me iré mañana" con el que comenzó su carrera en solitario y cuyo nombre hoy se clava más que nunca en el corazón. Uno que nunca llegó, aunque siempre dejara algún gran título en cada nueva grabación...

Pero me voy a tener que hacer a la idea de no volver a tener novedades suyas, y espero que se me pase pronto el sentimiento que me queda de haber desperdiciado sus últimos conciertos en Madrid, como dando por hecho que habría más. Porque el artista se ha ido, y ahora solo me quedarán sus discos y mis recuerdos.

Descanse en paz, Antonio Vega, allá donde esté...
Le echaré de menos.

lunes, 11 de mayo de 2009

Lobezno...

Como casi siempre que sale una película basada en un personaje de cómic, allí que me fui a ver "X-Men Orígenens: Lobezno". Sospecho que, más que nada, por la influencia de mis amigos más comicófilos, pues nunca he sido muy de superhéroes. Pero es casi matemático, ponen una y la veo.

Además, en este caso iba con ciertas esperanzas, por lo entretenidas que me habían parecido las películas anteriores centradas en los X-Men. Porque en ellas, el personaje de Lobezno era casi el que me resultaba más interesante. Y porque, aunque no puedo decir que Hugh Jackman me guste en todas sus actuaciones ni mucho menos, le cogí cariño tras su presentación de los Oscar de este año.

Pero la verdad es que salí decepcionado de la película. Me resultó confusa. Y no solo porque empleen los habituales trucos de moverlo todo muy rápido cuando se dan escenas de acción, difuminando las coreografías de lucha para hacerlo todo mucho más rápido y ficticio de lo necesario. Sino, sobre todo, por los defectos de su guión, que convierte a hermanos en enemigos y posteriormente en compañeros de lucha sin dejarnos muy claro a que se debe tanto cambio. Y que diluye las motivaciones de sus personajes de tal manera que acaba siendo bastante complicado entenderles.

La película me sirvió más que nada para conocer algo más al personaje de Lobezno, su origen. Algo que en realidad podría haber entresacado simplemente de ver el trailer y conocer el título de la película. Porque nada de lo que cuenta llegó a interesarme demasiado. Para eso y para recrearme con muchas de las localizaciones escogidas. Pero bueno, es como una muesca más en la culata de mis películas de cómics, así que no le daré demasiadas vueltas.

Espero que no le den más continuación al tema, y que, si acaso, continúen con la saga sobre los X-Men, si surge alguna buena idea. Porque esta no deja de ser un producto de relleno para aprovechar tanto el tirón del personaje de Lobezno como el del propio Jackman, que está viviendo una época de éxito personal que Hollywood no podía dejar de aprovechar.

Para el vídeo-club, si acaso...

viernes, 8 de mayo de 2009

Música corporativa...

Ayer estaba un tanto desvelado, zapeando hasta encontrar mi sueño en algún canal, cuando di con mis ojos en La 2, en el noticiario de la noche que usan para fijarse en las cosas pequeñas.

Y, efectivamente, otra vez hablaron de algo pequeño. De un campo de fútbol de un pueblo de algún país centroeuropeo que tenía graves problemas de encharcamiento, y cuyos cuidadores encontraron una forma muy curiosa de drenarlo: con lombrices, aka oligoquetos, aka, para los menos duchos, gusanos de tierra...

Me gustó la historia. Poco a poco me he ido identificando con la clase taxonómica a la que le robe el nombre, y me gusta ir ampliando conocimientos curiosos sobre ella.
Pero hubo algo más en lo que me fijé. La música que acompañaba a la historia. Una música que no conocía y cuyo título, ofrecido amablemente por el propio programa de televisión, me llegó al alma: "Dios bendiga a los gusanos".

No he sido capaz todavía de encontrar la canción en formato "solo música". Y no parece existir vídeo original. Pero sí que se puede encontrar uno en YouTube, acompañando la música con imágenes del grupo que canta la canción, los mexicanos Fobia:



La letra es fácilmente localizable en internet, pero tampoco tiene demasiado misterio y es fácil de entender en la canción. Parece un pequeño y surrealista homenaje a las cosas pequeñas, así que creo que estaba perfectamente escogido por "La 2 Noticias", no solo por acompañar tan bien a la noticia, sino por la propia forma de ser de éste especial telediario.
Espero que os guste.

miércoles, 6 de mayo de 2009

Tierra mojada.

Me acuerdo hace unos años, uno de esos infumables anuncios de compresas que preguntaba de forma muy inocente: "¿A que huelen las nubes?".
Sum, sum. Sum, sum...
Era un anuncio de esos que no te gustan, aunque marquen época y nunca llegues a olvidarlo. Pero a mí me gustaría fijarme con más detenimiento en la pregunta, porque realmente no sabría que contestar...

¿Porque me ha dado por recordar eso? Bueno, sin venir demasiado a cuento estaba pensando en olores, en lo que me sugieren, los que me gustan y me desagradan. Y en como hay algunos aromas que se te quedan marcados y nunca olvidas.
En mi caso, mi olor favorito, uno con cierto poder terapéutico que me relaja casi en cuanto lo huelo, es el olor a tierra mojada. Hay otros que tengo fijos en la mente, como el de algunas colonias frescas que me huelen a familia (la clásica de Nenuco para bebés o el Agua de Colonia Concentrada de Álvarez Gómez). Y otro inolvidable es el del gel de baño Badedas, que era el que se usaba en casa de mis abuelos y que es otro olor íntimamente ligado a mi infancia.
Pero ninguno tiene el efecto de la tierra húmeda al comenzar a llover, sobre todo en primavera o verano, cuando no hace frío y el suelo lleva un tiempo seco.

Es uno de esos olores muy característicos que casi todo el mundo reconoce y agradece (excepto los enólogos). Y es muy singular porque es especialmente puro, se diferencia instantáneamente de casi cualquier otro olor y no es fácil localizar olores que se le parezcan mínimamente.
Según aprendí de algunos compañeros biólogos, se debe sobre todo a una sustancia llamada Geosmina, secretada por algunas bacterias y hongos que habitan en el suelo, y que es arrastrada por la humedad al comenzar la lluvia. Y creí, al conocer el misterio, que quizás con aquello perdería cierta parte de la magia que el olor tiene para mí.

Pero el otro día, saliendo a la calle mientras caían unas gotas de lluvia, volví a recordar a que se debe ese estupendo olor. Y comprobé una vez más que hay cosas que no pierden la magia por mucho que destripemos sus trucos.
Y me hizo pensar que seguramente es por eso que, mucho mas allá de lo que la ciencia nos impulse, los seres humanos, con toda nuestra inteligencia y sabiduría, seguimos dejando que los sentimientos nos controlen...
Bendita magia, ¿verdad? Que llueva...

lunes, 4 de mayo de 2009

Ponyo en el acantilado.

Soy fan de Hayao Miyazaki desde hace tiempo, cuando empecé a conocerle al ver "Porco Rosso" y me interesé por quién era el tipo que andaba detrás de aquella curiosa película. Y desde entonces soy asiduo espectador de todas sus novedades e incluso me compré la película de su hijo Goro solo por la magia del apellido.
Para mí, dio el gran salto de calidad con "El viaje de Chihiro", una obra que, por su temática fantástica con profundas raíces en el autodescubrimiento y el paso a la madurez, y por su extrema calidad narrativa, resulta comparable a libros como "Las aventuras de Alicia en el País de las Maravillas" o "El maravilloso Mago de Oz". Y es la que considero la mejor película de animación jamás producida.
Y cuando veo alguna de sus películas en DVD me la compro, aunque en España no se haya editado todo o haya cosas descatalogadas.

Así que no podía faltar a la cita para ir a ver su última película, "Ponyo en el acantilado", con el que vuelve a relatos más infantiles de lo que nos tenía acostumbrado con sus obras más recientes, pero que sigue siendo una gran película que merece la pena ver.

Escogí para verla una sesión de madrugada en uno de mis cines más frecuentados, y un fin de semana en el que muchos de mis acompañantes habituales no estaban siquiera en España. Así que me encontré en una sala grande y cómoda, sentado en su butaca más centrada y absolutamente rodeado de la nada (es algo que me ha pasado alguna otra vez y que me resulta de lo más agradable, merece la pena pagar los 7,50€ de la entrada si es en esas condiciones).
Y, por múltiples motivos, la disfruté como un niño.

"Ponyo en el acantilado" contiene muchas de las claves de las últimas películas de Miyazaki. Tiene el profundo espíritu ecologista y la mezcla de una desbordante fantasía con la realidad que se han convertido en la marca de la casa. Y se enmarca también en una historia basada en el amor y la pureza de sentimientos como clave para la resolución del nudo de la trama.
Pero en este caso es una película mucho más destinada a los niños más pequeños, empezando por unos protagonistas de apenas 5 años con los que se podrán sentir más identificados. Y terminando por una simpleza de la línea narrativa que sospecho que pueda llegar a resultar aburrida a los adultos menos habituados a Miyazaki.
Aun así contiene multitud de detalles magistrales con los que disfrutar, y yo aproveché mi soledad en la sala para reírme abiertamente ante algunas de las bromas más inocentes de la película (no sé si rodeado de otros "adultos" me hubiese mostrado tan abierto), como algunos gestos y algunas de las expresiones de Ponyo. Simplemente, me dejé llevar por la historia y las imágenes, hasta el punto de que aguante la canción final (traducida muy ñoñamente al castellano), que acompaña unos títulos de crédito muy originales, pero cuyo conjunto parecía más propio de los teletubbies que de una gran obra de animación.

No soy objetivo al recomendarla, no puedo serlo con Miyazaki. Tampoco le diré a cualquier adulto que vaya a verla porque sea una película necesaria (como si lo diría de "WALL-E" o de la misma "El viaje de Chihiro").
Así que por una vez me centraré en aquellos de vosotros que sepáis reconocer algo bueno aunque esté hecho para niños. O a los que tengáis hijos pequeños que puedan disfrutarla. Id a verla.
El resto, apuntaos a sabiendas de que es algo para niños y que tendréis que dejar salir al que lleváis dentro para disfrutarla de verdad.
Una nueva joya del estudio Ghibli...