lunes, 15 de junio de 2009

Los mundos de Coraline

Tenía muchas ganas de ver esta película.
Por muchos motivos. Porque me gusta mucho todo tipo de animación, ya que tengo claro que permite narrar de formas que a la realidad le queda lejos. Porque desde los primeros trailers y críticas tuve claro que era suficientemente siniestra como para ser interesante solo por eso. Y, por supuesto, porque me encantó "Pesadilla antes de Navidad" y no podía dejar de confiar en Henry Selick.

Y lo cierto es que salí del cine más que contento. Por todo lo que me esperaba y por cosas que no sabía que iba a ver y me dejaron gratamente sorprendido.

La historia es maravillosa. Es oscura, mucho, posiblemente demasiado aterradora para los niños, si es que alguien había pensado ir a verla con ellos. Es una fábula que, como todo buen cuento que se precie de serlo, contiene en su narración metáforas que pretenden enseñar al niño cosas importantes. En este caso, como ocurre en "Caperucita Roja", una metáfora terrible sobre las consecuencias de confiar en las lisonjeras palabras de quien nos vende un mundo de ensueño y solo pretende arrebatarnos nuestra alma.
Aunque, como buen cuento que es, también tiene otras lecturas muy interesantes que convierten a la película en una hermana cercana de "Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas" o de "El viaje de Chihiro". Así, con esta otra visión, se nos cuenta también lo que significa madurar, lo que implica en cuanto a decidir nuestro destino y lo que supone de enfrentarnos a nuestros miedos y también de abrirse a una nueva perspectiva de la realidad.Es, en cualquier caso, una historia genial sobre el tipo de cosas que uno debe aprender al crecer, aunque es difícil que un niño se dé cuenta de todo ello con plena consciencia (y, como ya digo, es tan siniestra que puede que a algún pequeño le provoque más miedo que otra cosa).

Por otro lado, en lo referente a la calidad de la animación, ésta claro que hoy en día hay sistemas con los que se obtiene una mayor fluidez que con el stop motion. Pero la verdad es que la magia artesanal que desprenden hace que este tipo de películas resulten especialmente entrañables. A mí siguen trayéndome sentimientos un tanto contradictorios, de añoranza y de cierta melancolía, pero sobre todo de fascinación por la meticulosidad que requieren. E inevitablemente me vienen a la cabeza recuerdos de cortos de animación de la Europa del Este que veía en la tele cuando era pequeño, y que siempre me produjeron algo de mal rollo, no sé muy bien porqué. Eso sí, hoy en día aprecio mucho la técnica, y no me causa ningún rechazo en las películas de animación modernas.

En el apartado de lo que no me esperaba de ninguna manera, destaca sin ninguna duda el efecto que me produjo el empleo de la tecnología 3D.

No había visto ninguna película moderna que empleara esa tecnología, y ni siquiera había acudido a ver algo así en un cine IMAX, así que en realidad no tenía muy claro que esperar. Solo conocía esos tristes remedos de película 3D que hace mil años ofrecía TVE y que, para apreciar minímamente, precisaban del uso de unas gafas con un cristal rojo y otro azul. Vamos que, en realidad, mis expectativas eran tan mínimas que al encontrarme con un resultado tan espectacular me quedé impresionado.
Supongo que no todas las películas 3D estarán tan bien, y sospecho que "Los mundos de Coraline" fue concebida desde sus inicios para emplear esa tecnología, con lo que seguramente la explota mejor que otras películas. Pero lo cierto es que, solo puedo invitar a cualquiera que quiera verla que lo haga en un cine preparado para ello, porque la experiencia merece especialmente la pena. Es más caro, sí, pero no tiene ni punto de comparación con la experiencia que provoca una película que se vea tan plana como es habitual.

Como conclusión, solo me queda recomendar encarecidamente a cualquiera que me lea que vaya a verla al cine (ya digo, a uno preparado para el 3D, que no sea Kinepolis). Hay películas que no se pueden dejar para el televisor o el ordenador, y esta es una de ellas.
¡Ah! se me olvidaba una cosa: la mejor secuencia 3D de toda la película, la que me pareció más impactante, transcurre al final de los títulos de crédito. Merece la pena quedarse a verlos.

1 comentario:

Cyllan dijo...

Jajajaj, me ganas por la mano como siempre ;) La vi por fin justo ayer, porque quería leerme libro y comic primero. Estoy de acuerdo en todo todito lo que dices. Lo de los niños (a los míos no les llevé), lo de los créditos finales, deudora de Alicia y Chihiro, 3D imprescindible...
Disfruté como una loca. Que empacho de buen hacer y de inteligencia que me di.