Ya sabéis que me gusta comentar noticias. Alguna vez solo porque el titular me llama la atención, aunque luego el contenido sea poco atractivo. Pero normalmente porque cuentan cosas curiosas o, directamente, graciosas.
Con las noticias que vienen de Japón, en cambio, suelen mezclarse los motivos. También son cosas que me llaman la atención, pero el sentimiento suele ser algo superior. Suele tener que ver con la maravilla que me produce la forma de actuar de los japoneses. Con el desconcierto que me provoca, en realidad, la idiosincrasia de un país que me llama tanto la atención y me parece tan diferente, moderno y, a la vez, absurdamente desfasado.
Lo cierto es que el titular esta vez es que ni siquiera me llamó la atención. Cuando vi en la sección de "Gente y TV" algo así sobre "una boda llena de desconocidos", lo que pensé es que se refería a la boda de algún rico o famoso que había invitado a tanta gente que a la mayoría ni los conocía. Y ese tipo de cosas no me son interesantes.Pero algo hizo que, ya tarde, me metiera en aquella persistente noticia y descubriera incrédulo a que se refería exactamente:
"Una boda llena de desconocidos"
Como imagino que casi nadie se lee los artículos que enlazo, os lo explicaré:
Al parecer hay una empresa en Japón que se está dedicando a proveer de personas para todo tipo de acontecimientos sociales para los que, por el motivo que sea, no tengas gente suficiente. Algo que se puede entender si te dedicas a organizar eventos o mítines, pero que cuando se trata de un bautizo o una boda, ya es más raro. Y que es precisamente lo que pasa en Japón.
Esta idea, que tanto me recuerda a la que mostró Fernando León de Aranoa en "Familia", a mí me resulta muy chocante. En aquella película, todo se debía a la necesidad de cubrir carencias afectivas, comprándose una familia ficticia.
Aquí es algo parecido, aunque las necesidades que se cubren son más bien publicitarias. Se busca hacer creer al resto que se tienen amigos y que se es un tipo querido. Aunque precisamente a los que se pretende engañar es a los más cercanos, lo cual hace que sea especialmente retorcido, y dice muy poco de quién recurre a tales tretas.
En Hollywood han llevado la idea al cine en su versión "novia/o ficticia/o". Servicio que, por cierto, también cubre la empresa japonesa. Suelen ser películas más o menos graciosas, comedias en las que un retoño que no quiere que su familia crea que está solo o en las que necesita que crea que está acompañado para cubrir alguna mentira aun mayor, contrata a algún acompañante temporal del que, inevitablemente, se enamora.
Aquí, en cambio, los invitados y novios falsos se buscan discretos, poco llamativos, corrientes, supongo que para dar imagen de normalidad. Si se les paga más, pueden cantar o dar discursos, saliéndose de esa normalidad, pero haciendo que el ego suba...
Es curioso como en España lo habitual es tener que reducir las listas de boda para ajustarse al presupuesto, mientras en Japón hay quién puede permitirse pagar el doble solo por tener la fiesta llena de desconocidos que le hagan ser respetado de cara a los pocos conocidos que acudan al banquete.
Es muy triste, la verdad, que se tenga que hacer algo así, y habla "raro" de lo que es Japón y el tipo de desquiciados que cuenta como ciudadanos.
Pero confieso que no deja de admirarme el pragmatismo de conseguirse los invitados aunque haya que pagarlos. Otra de esas curiosidades niponas que siempre me sorprenden...
1 comentario:
Me parece tremendo, una cosa seria.
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