martes, 21 de octubre de 2008

Niños y obispos.

La semana pasada apareció en todos los periódicos la noticia de que había nacido en España el primer niño seleccionado para poder actuar como donante para su hermano, otro niño que sufre una enfermedad genética transmitida por sus padres y cuya esperanza y calidad de vida se ve extremadamente mermada por ello.

Y, como era tristemente de esperar, la Conferencia Episcopal Española ya ha mostrado su desacuerdo con la técnica de selección embrionaria utilizada, diciendo que con ella se ha destruido la vida de los hermanos del recién nacido. Asumen de nuevo su planteamiento como el único moralmente defendible, y pasan por alto que esa selección embrionaria ha facilitado el nacimiento de un niño sano y la curación de su hermano, desacreditando además a los que lo consideramos positivo diciendo que "los planteamientos emotivos encaminados a justificar estas prácticas horrendas son inaceptables".


Convencer a un creyente en un dios creador y normativo de que distintas visiones morales son posibles y no por ello menos correctas, es por defecto una contradicción.
Para los obispos, mensajeros de la palabra revelada, el bien emana de Dios (con mayúsculas aquí, al ser el "único"), y es por tanto algo definido, aunque los seres humanos a veces nos desboquemos. Y ellos, como transmisores de esa palabra, son los más indicados para establecer esos juicios morales. Si alguien no sigue el postulado, actúa mal. E imagino que si alguien actúa mal a sabiendas, ese alguien será un ser malo... Sigan el razonamiento para saber qué son ustedes mismos.

En el caso de la ciencia, el debate ético sobre el alcance y los límites morales de sus avances es muy interesante. Esta claro que hay pasos que nos sitúan muy cerca de los límites que la mayoría nos hemos dado para convivir. Y que, dentro de las creencias y valores de cada uno, hay avances que pueden resultarnos excesivos.
Pero cuando se intenta definir la verdad en función de la cual se hacen los juicios, como si fuese una verdad objetiva emanada de un ser superior, corremos el riesgo de equivocarnos de pleno. Porque corremos el riesgo de que ese ser superior no exista. O de que exista y no hayamos sabido escucharle bien; igual está por ahí en algún lado, llorando por lo que algunos hacen en su nombre.
Por eso es muy importante que las leyes otorguen marcos de convivencia asumibles por los miembros de la sociedad. Y que unos y otros respetemos esos límites y no nos inmiscuyamos en las vidas privadas de los demás, sus creencias y sus valores, siempre y cuando esa privacidad no viole esas leyes y límites autoimpuestos.

Yo me siento atacado por la Conferencia Episcopal Española, que cuidándose mucho de no usar la palabra asesinato, juzga que "el nacimiento de una persona humana ha venido acompañado de la destrucción de otras", e intenta decirme qué debo creer y qué hago bien o hago mal, empleando todo su poder (el terrenal, me refiero) para presionar y crear corrientes de opinión en el sentido de sus ideas.
Más allá de que mis conocimientos biológicos me ayuden a tener claro que es una "persona humana" desde un punto de vista científico (en la foto os pongo lo que son 8 personas humanas para los obispos) y más allá de lo que haya podido profundizar en el conocimiento de la filosofía y la ética para juzgar este tema con suficiente perspectiva, le pido a la Conferencia Episcopal Española que no trate "de recordar los principios éticos objetivos que tutelan la dignidad de todo ser humano".
Porque ni acepto ni tengo porqué aceptar esa supuesta objetividad ética y porque, siendo así, ese recordatorio no solo es un injusto juicio de valor, sino un velado ataque a mi libertad personal de decisión.

Como cualquiera, los obispos pueden opinar. Pero por favor, que dirijan sus especulaciones hacia sus feligreses, y no sojuzguen a todo un espectro de personas que no asumen sus postulados. Y sobre todo, que no emitan sus opiniones como si fuesen parte de "la verdad". Porque, por mucho que la deseen, en realidad solo creen fielmente en ella, pero no la conocen.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

amén!

Anónimo dijo...

No podía estar más de acuerdo contigo...es indignante la cantidad de gilipolleces que son capaces de decir, como lo que dijo Rouco el otro día que comparó el laicismo con los crímenes del nazismo...olvidando los crímenes que han cometido los religiosos y la persecución de las ideas contrarias o peligrosas!!! me sacan de quicio!! tengo que escribir un post sobre esto!!...lo que es curioso de que digan que han matado a 8 de sus hermanitos es no contar con el hecho de que el primer asesino es su Dios o los niños de muerte prematura son están bajo su mano?¿...que vergüenza que tengan tanto poder!!

Rara Avis dijo...

¿Acaso salvar una vida es algo tan malo cómo lo ponen?

Yo cuanto más lejos la iglesia mucho mejor desde luego...

besitos grandotes...

Alberto dijo...

Ya sabes lo que pienso. Solo recalcar lo que dice michael, es un vergüenza, es incomprensible, es absurdo, es un insulto para la sociedad que la Iglesia siga teniendo el poder que tiene.

Cyllan dijo...

Muy interesante el tema y me gusta como lo expones. Además estoy de acuerdo contigo, estoy más que harta de que la religión católica se meta donde no la llaman e intente manipular a sus feligreses y a lo que no lo somos.