lunes, 24 de noviembre de 2008

Yes we can...

Ayer la selección española de tenis ganó la Copa Davis. Algo así como un mundial por selecciones que se juega anualmente, y que representa lo más grande que se puede ganar en tenis a nivel de equipo nacional.
Una ensaladera de un valor incalculable que ganamos por tercera vez.
Y que cierra con ello el mejor año que ha tenido jamás España en el deporte rey dentro de los de raqueta, posiblemente uno de los tres deportes de mayor seguimiento en el país, junto con el fútbol y el baloncesto.

Ya he hecho ver en alguna ocasión que este tipo de cosas me producen bastante satisfacción, pese a que no me hagan ninguna gracia los nacionalismos y mi sentimiento patrio sea reducido. Simplemente no puedo evitar ir con España y alegrarme por las victorias de nuestras selecciones y de cualquier competidor que lo haga por ella. Es un sentimiento profundo del que normalmente me gustaría prescindir, pero que sale a relucir con orgullo en este tipo de ocasiones.

Posiblemente este año puede ser considerado el mejor de la historia del deporte español: victoria en la Eurocopa de fútbol, deporte de masas y emperador de entre los deportes en España (y encima con un dominio abrumador del juego), plata que sabe a oro en baloncesto, en los Juegos Olímpicos de Beijing, Tour de Francia, Giro de Italia y otros triunfos importantes en ciclismo, Rafa Nadal dominando el tenis mundial... Éxitos por doquier en los deportes más masivos que nos sitúan en un lugar en el que jamás hubiésemos soñado estar...

No sé si tendremos la suerte de volver a vivir este tipo de situaciones en el futuro. Así que por ahora lo mejor será disfrutar del presente y confiar en que la suerte vuelva a estar de cara.
Pero creo que hay algo que deberíamos aprender de este año para intentar que se repita en el futuro. Me refiero a una observación importante que surge sola al analizar esos éxitos:
En todos los casos surgen de la lucha y la fe ante las adversidades, y del esfuerzo y la humildad como los valores más destacables.


Solo asumiendo esa realidad seguiremos en la senda abierta del triunfo. Y considero además que son premisas que siempre dejan satisfecho al aficionado, que acepta mejor las derrotas cuando observa el sacrificio del deportista.

Para mí la selección de fútbol es un verdadero ejemplo de fusión de aptitudes en un conjunto muy superior a sus partes. Es lo que debe ser un equipo.
Y la de baloncesto lleva años demostrando ese concepto, permitiendo luchar de tú a tú con un equipo muy superior individualmente como es la selección estadounidense.
Incluso los equipos nacionales de ciclismo suelen mantener férreas disciplinas de equipo para lograr la victoria individual de uno de sus componentes (en un deporte que, más allá del tema doping, es posiblemente el más duro que existe).

Pero ayer la selección de tenis demostró como un equipo de "segundones" bien avenidos y dispuestos a sacrificarlo todo por el equipo eran capaces de ganar una eliminatoria que, a priori, casi nadie pensaba que se pudiera ganar (yo el primero). Una ética del trabajo encomiable de la que todos deberíamos aprender.


Ojalá vivamos muchos años tan curiosos como éste, ¿verdad? Podemos...
Enhorabuena a todos.

1 comentario:

Samsa dijo...

La verdad es que con el 2-1 remontado del argentino pensé que la cosa se iría al 5º partido...pero una vez más el tenis me da una sorpresa, creo que es uno de los deportes más duros que hay a nivel mental, cómo en cuestión de segundos las actitudes de los contendientes cambia tan drásticamente, eso es algo que admiro de Nadal, cómo se puede reponer y dominar algo que tiene perdido...pero ayer fue Verdasco y chapó por ellos y por la humildad!!