miércoles, 19 de noviembre de 2008

Red de mentiras.

Este fin de semana fui a ver la última película de Ridley Scott, "Red de mentiras", que trata sobre un espía de la CIA que desarrolla su trabajo en Oriente Medio, trabajando para desarticular una organización terrorista entre las luchas de poder de unos estados y otros.

Lo cierto es que, aunque sea un tema apasionante este de Oriente Medio, la película no me sugirió demasiado. No es que me resultara aburrida, ni mucho menos (pese a que era el comentario de muchos grupos de jóvenes que salían de la sala a la vez que yo), pues tiene suficiente acción para mantenerme despierto un viernes de madrugada en el que ya se me caían las pestañas, pero la verdad es que me pareció bastante difícil de creer.
Y tampoco voy a decir que los actores estuviesen mal, porque en realidad hacen bastante bien sus respectivos papeles. Pero es que por mucho que aporten, sus personajes son un pelín flojetes para tomárselos en serio.

Por lo pronto, el protagonista es un Leonardo Di Caprio que, facciones anglosajonas y aniñadas incluidas, hace del principal agente de la CIA en la zona. Y no es solo que no dé el papel por cualidades físicas, sino que interpreta un personaje con serios compromisos morales que no se ajusta a lo que la situación le exige. Eso, que de por sí no está mal y daría juego en otra situación, lo descalifica totalmente como el espía con el status que se le presupone, y no se comprende bien que su jefe, un tipo cuya integridad moral está bajo mínimos, le dé la responsabilidad que le da en el tipo de operaciones en las que participa.
Este jefe, interpretado por Russell Crowe, es un cabrón de mucho cuidado que busca alcanzar su éxito particular a través de la desarticulación de esa banda terrorista. Su papel resulta más creíble por la bajeza de sus decisiones, pero es demasiado informal como para ostentar el poder que la película le supone. Y no es que crea que todos los jefes del mundo deben ir de chaqueta y corbata y ser fríos y calculadores, no, pero tampoco me creo que el responsable de operaciones en Oriente Medio de la CIA sea así y se maneje en Langley de la forma que lo hace este personaje. Parecía más un director de videoclips que otra cosa, y le sobraban actos tanto como le faltaban medios.
Y por último, los personaje accesorios que más gracia tienen, los interpretados por Mark Strong y Golshifteh Farahani. El primero, pese a tener un personaje enormemente atractivo y ser el mejor interpretado, no me cuadra como jefe del espionaje jordano. Del MI5 tal vez, por su aspecto de dandy, pero en Jordania, y siendo árabe, como que no. Y la segunda, una guapa árabe de la que se enamora Di Caprio, tiene el problema de que su relación con el espía es demasiado corta e irreal como para ser tomada en serio, y debilita buena parte del argumento final de la película.

Como punto bueno de la película está la idea de que la guerra es algo muy sucio que manejan unos tipos muy malos desde sus casas, en países en paz. No es una idea muy original, pero aun es interesante. Lo malo es que confronte con la de que los que participan de ella, de cerca, mojándose, son tipos con muchos más principios, que a veces actúan engañados en busca de un mundo mejor. Y es malo porque es una idea romántica muy engañosa que, visto lo visto, repugna bastante.

Si pretendía hacer reflexionar sobre el mundo, el terrorismo, la incomprensión entre culturas ajenas en las que hay personas capaces de entenderse, lo terrible de las guerras o algo mínimamente profundo, la verdad es que es un gran fracaso.
Pero bueno, entretiene y, si no se toma muy en serio, se deja ver sin molestias y se deja seguir con gusto.
Lo demás son comeduras de coco de Ridley Scott, que intenta soltar de vez en cuando para darle a su obra un tufillo de integridad que se queda en eso, simple mal olor. Así
que ve a verla dependiendo de lo que busques y lo que le pidas a una película. Pero no esperes nada cercano a la realidad ni vayas en la esperanza de algo mejor que pura acción medianamente bien entrelazada.
Yo la dejaría para el vídeo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ajá... Pues a mi me gustó. No es la película del año, pero no está mal. Coincido en su argumento de que la elección de Di Caprio como capo de la CIA en Oriente Medio no es la más acertada, y también q el tema de la chica al final de todo el mogollón no colabora en absoluto. Pero en términos generales, me parece una peli bastante decente y entretenida. Para pensar, pues hombre, no es la panacea, pero para debatir un ratillo sí q puede dar..
En fin, tendré q ir a ver The Women a ver si le saco algo de provecho.
Salud!