lunes, 14 de septiembre de 2009

Resacón en Las Vegas.

Cada vez soy menos selectivo a la hora de ir al cine. Cada vez me cuesta más ir a ver películas serias, dramas, obras de autor de esas en las que se nos quiere hacer ir algo más lejos y plantearnos cuestiones trascendentales.

Quizás porque, por mí mismo, ya pienso más de lo que debería. Y en ocasiones me encuentro viendo películas tontas y dándole mil vueltas a alguna idea suelta que deja caer, como si buscase sus claves más escondidas.
También porque me hago mayor y todo se vuelve más serio a mi alrededor, más agotador, y necesito desconectar. Y muy posiblemente porque, aunque uno intente que el mundo a su alrededor no le afecte, al final se deja alienar por la sociedad de lo fácil en la que vivimos y tira a eso, al consumo inmediato.
Aunque también me gusta pensar que cada día le doy más importancia al humor como motor de muchas cosas, y que si me acerco a algunas películas es porque también necesito de él en mi vida. Es, en cierta forma, mi peculiar manera de afrontar el mundo con optimismo...

El caso es que fui a ver "Resacón en Las Vegas" guiado más por la idea de dejarme llevar que por cualquier otra. El título no invita, nada, y tanto los actores protagonistas como el trailer que había visto me parecían bastante vulgares. Así que buscaba algo que simplemente me entretuviera un rato.


Pero me encontré una agradable sorpresa, y he de decir que disfruté mucho de la película.
Sin que ésta me pareciera nada especialmente memorable, y dejando claro que es una película destinada básicamente entretener, lo cierto es que me encontré con una obra muy bien hecha.
Y cuando digo que está muy bien hecha es porque me parece que está muy bien "medida", que resulta muy redonda y está muy bien contada, que los personajes son interesantes y que las dosis de extravagancia y surrealismo no cansan y caen sobre la película perfectamente calculadas para producir su efecto óptimo.

La historia en cuestión no es muy original, de hecho resulta casi vulgar: un grupo de amigos que se van a Las Vegas a celebrar la despedida de soltero de uno de ellos, desfasando en una noche loca de esas que no se cuentan a la pareja y que posiblemente no se repetirán jamás (al menos no hasta la siguiente despedida de soltero). Subidón, subidón, subidón, y si te he visto no me acuerdo...
Pero se escoge una forma especial de narrarla que hace que toda la peripecia, todo el exceso cometido, resulte especialmente interesante, capte la atención de forma inmediata y mantenga esa atención como si en vez de una comedia idiota se tratara de una obra de suspense. Se nos cuenta desde el día siguiente y desde la reconstrucción de los hechos a base de los retazos de vivencias que el alcohol y las drogas no han conseguido destruir. Y se añade una búsqueda contra el reloj que le da al conjunto mucho más ritmo y tensión. Todo un acierto del guión.

Para mi fue muy curioso encontrarme enganchado a lo que se me estaba contando casi desde el inicio, deseando saber más, como ocurre con esas novelas que enganchan y no puedes dejar de leer aunque sea de madrugada, o como sucede cuando un capítulo de una serie de televisión es verdaderamente bueno y te atrapa de tal forma que los anuncios se convierten en una especie de tortura diabólica. Simplemente no me esperaba eso de este tipo de película, y me gustó especialmente lo que consiguió y la forma de hacerlo.

Puede que haya situaciones demasiado sacadas de quicio, y puede que haya personajes que resulten irrealmente absurdos. También es posible que otras se resuelvan de maneras que resultan demasiado cogidas por los pelos.
Pero lo cierto es que la película combina muy bien sus idioteces con la destreza narrativa. Y no hay mejor muestra de ello que la secuencia de fotos final, en la que vemos como se atan magistralmente todos los cabos que puedan quedar sueltos mientras queremos cerrar los ojos ante algunas de las animaladas que se nos enseñan.

No diré que sea esencial verla en el cine, pues tanto por temática como por sus formas es pura carne de videoclub.
Pero creo que al final es de esas obras en las que merece la pena gastarse el dinero, por lo satisfecho que sales del cine. Y no tanto por ser una gran película como por lo bien que cumple con sus objetivos y lo que puede sorprender su historia.
No es solo una nueva película chorra, no es únicamente otra idiotez más para adolescentes. Tiene de eso y quién espere algo así no saldrá decepcionado. Pero tiene ese "algo más" suficiente para que cualquiera con un poco de amplitud de miras se sienta satisfecho.
Recomendable como poco.

3 comentarios:

Cyllan dijo...

Que sorpresas da la cartelera. En la vida hubiera pensado verla ni planchando. Estas cosas pasan.

sincriter´s critic dijo...

Yo la he recomendado efusivamente, pero como no tengo criterio...

oligoqueto dijo...

Cyllan: Tampoco vayas a verla solo por lo que digo yo, que lo peor del mundo para destruir credibilidades son las diferencias en los gustos.

La película es chabacana en algunas partes, pero aprecié mucho como me contaban las cosas.
Que luego fueran graciosas o no... depende del humor de cada cual.

Sincriters: Tu criterio es bastante respetado por estos lares. Una persona que evalua sus películas en Stillers no puede estar equivocada...