jueves, 19 de febrero de 2009

Bajo del mar...

El pasado día 17 apareció la siguiente noticia:

Dos submarinos nucleares con misiles atómicos chocan en el Atlántico

Uno lo piensa fríamente, y sorprende que en un entorno en el que el movimiento de esos submarinos es en tres dimensiones, y con tanto espacio físico como el vasto Océano Atlántico, dos submarinos puedan colisionar. Y encuentro tranquilizador saber que solo había una posibilidad entre varios millones de que un accidente así sucediera. Pero aun así, no termino de encontrar la paz con ello, no... Porque hay cosas que no terminan de cuadrarme...

Yo solo conozco esos enormes submarinos a través de las películas, y la verdad es que no pensaba que sus sistemas antidetección fueran tan buenos. Me he cansado de ver a esos técnicos, con orejas de Topo Gigio, identificando a los diferentes submarinos de las flotas ajenas solo por el sonido de su motor, y nunca pensé que un accidente así pudiera suceder.
Pero parece ser que los militares están muy satisfechos, pues el accidente demuestra la calidad de esos caros sistemas de ocultamiento. E incluso el ministro francés de Defensa, pues Francia y Reino Unido son los países implicados, ha llegado a decir que el accidente es "simple", ya que esos submarinos hacen menos ruido que una quisquilla...
Y aun así, hay algo que intranquiliza en todo esto...

Pero bueno, al final el accidente no fue muy grave, los submarinos viajaban a muy poca velocidad y aunque golpearon casi frontalmente, no sufrieron daños que hicieran peligrar a sus tripulantes, más de 250 entre ambos, que salieron totalmente ilesos.
Se calcula que la reparación de las embarcaciones costará algo así como 70 millones de dolares. Pero podemos alegrarnos todos de que nadie sufriera daños personales, y a fin de cuentas 70 millones no son tantos para dos países como Francia y el Reino Unido, verdaderas potencias económicas y financieras.
Y mira que releo lo que escribo y aun así me siento inquieto...


Será porque los dos submarinos reunían entre ambos 32 misiles y decenas de cabezas nucleares, y porque su potencia destructiva combinada es de aproximadamente 1400 veces la de la bomba atómica de Hiroshima. O porque el hecho de que seamos tan retorcidamente buenos al diseñar sistemas de ocultamiento los convierta en un potencial peligro de destrucción masiva por la "simple" cuestión probabilística de cruzarse accidentalmente en un océano cualquiera...
Pero vamos, que siempre he sido un poco paranoico, así que seguramente mi nerviosismo sea más por una hipocondría mal llevada, mucho stress laboral o tan solo por picores primaverales... ahora, en febrero...
Que Neptuno nos coja confesados...

2 comentarios:

Jove Kovic dijo...

¿ Dónde están ahora los ingenieros de navegación? Para que te fies de los de ciencias.

Samsa dijo...

la verdad es que asusta, y también preguntarse como leches se piensan que van a poder navegar tranquilos sabiendo que todos son indetectables...da que pensar, de tan listos van a acabar siendo tontos...