jueves, 21 de mayo de 2009

SIDA y condones.

El otro día encontré en "El País" la siguiente noticia:

"El arzobispo de Granada dice que el preservativo ha propagado el SIDA en África"

Leí la información con la frustración con la que suelo leer estas cosas, y me leí los comentarios a ver que opinaba la gente.
Como siempre, había un montón de comentarios muy críticos con lo que se decía, como siempre muchos de ellos demasiado pasados de rosca hasta resultar demagógicos. Y, como siempre también, había algunos defensores de esa idea tan cegados como algunos de los críticos.
Pero hubo un comentario que me resultó interesante porque me redirigió a un artículo que no conocía, y que por lo que he visto después fue comentado en "La Razón" (por lo que tampoco me sorprende que no lo conociera). Uno en el que un científico de Harvard, Edward Green, venía a decir que el condón no estaba contribuyendo a controlar el SIDA en África.

Así que, intrigado por todo ello, decidí leerme el artículo completo del obispo, él del investigador Edward Green, y la reseña crítica de "La Razón". Y sacar mis propias conclusiones.

Y mi conclusión es la siguiente: que es muy fácil intentar manejar la verdad para que ésta nos dé la razón. Aunque sea a base de colegir de lo que dice alguien una idea diferente que nos beneficie en otra cuestión.



El asunto es que el artículo del señor Green lo que dice es que la idiosincrasia sexual de muchas zonas de África hace que el empleo del preservativo no sea muy eficaz. Pero no porque el preservativo no sea eficaz como medida para evitar la transmisión del SIDA, que lo es, sino porque la forma de vivir las relaciones sexuales de esas personas es diferente de lo que estamos acostumbrados en una sociedad de profundas raíces judeo-cristianas como la nuestra. Digamos que las evidencias que encuentran son empíricas: se suministran condones, pero sigue aumentando el número de casos de SIDA. Lo cual, no nos equivoquemos, no establece una relación causa-efecto.
En África, se nos dice, es muy habitual tener múltiples parejas más o menos estables, lo cual conforma una red de parejas que cruza prácticamente toda la sociedad, llegando a casi todos los habitantes adultos. Y, por otro lado, se observa que el solicitar a la pareja que se ponga el condón o el decidir hacerlo de forma autónoma, se entiende como una muestra de desconfianza que no es del todo compatible con la propia relación.
La combinación de ambas situaciones resulta en que es más complicado detener el avance del SIDA que si simplemente hubiese que tratar con grupos de riesgo focalizados, pues acaba siendo un problema muy globalizado en las sociedades africanas.

Además Green añade un factor que denomina "compensación del riesgo". Es decir, que los africanos, al disponer de un método que les limita el riesgo de contraer el SIDA, se sienten más seguros y se meten en más relaciones de riesgo en las que no emplean el condón, compensando una cosa con otra.
He de confesar que no entiendo del todo el razonamiento. Es decir, si uno es consciente de que se trata de una actividad de riesgo, y conoce cual es el riesgo real, la decisión es usar el condón sí o sí. Pero decidir usarlo solo 2 de cada 4 veces me parece absurdo. Y me plantea que, o bien el razonamiento no es correcto o bien nos lleva a una causa mucho mayor: la falta de educación y de adquisición de conciencia ante el problema.

Por último, el artículo de Green indica qué políticas han funcionado en África: las que se enfocan hacia el mantenimiento de relaciones estables y fieles, y a descender la promiscuidad. Y se da el dato de un país como Uganda, en el que esas políticas han funcionado muy bien, o el de Swazilandia y Botswana, los países con mayor índice de SIDA, en los que se están implantando medidas de promoción de la fidelidad.

Lo que me sugiere el artículo de Green y alguna de las cosas que dice el obispo es que las medidas que se han tomado hasta el momento en cuanto a evitar la propagación del SIDA en África han sido equivocadas. Posiblemente se han impuesto formas de pensar occidentales para atacar la enfermedad, y no se ha puesto suficiente interés en comprender la idiosincrasia de cada país para encontrar la solución que mejor se le ajustara.
Creo que hasta hoy se ha puesto mucho énfasis en la distribución del condón como método de bloqueo, pero no se ha trabajado lo suficiente en la educación sobre como usarlo (en una forma global no me refiero solo a como ponérselo). Y no voy a negar que medidas que conduzcan al mantenimiento de parejas estables sea fructífero, pero creo que el enfoque que se realiza de los datos es erróneo: no se trata tanto de fomentar una forma de actuar alejada de como se entiende la sexualidad en esas zonas como de mantener sus modos y costumbres minimizando el riesgo. Es decir, concienciando a las personas de que el condón deben usarlo siempre, a no ser que busquen procrear.


El artículo de "El País" incide en los errores del obispo sin entrar en la crítica que hace sobre los intereses económicos que mueven a actuar con una determinada política sanitaria. Lo hace porque le interesa llamar la atención con el titular, ante una idea que todos tenemos asumida porque es cierta: el condón reduce al mínimo la posibilidad de contraer SIDA. Pero con ello sesga la información.
El obispo se cierra en banda a aceptar que haya diferentes formas de entender la sexualidad, e incluso hace referencias a que usándola de determinadas maneras acercamos nuestra conducta a la de los animales. Conjuga en su texto el rechazo de plano al matrimonio gay, al sexo por placer o al empleo de la píldora del día después, empleando una argumentación moralista que comete el error de estimar un único punto de vista y un único comportamiento éticamente aceptable. Algo típico de la jerarquía eclesiástica, pero, desde mi punto de vista, profundamente equivocado, fundamentalista. Su escrito está lleno de opiniones que pretenden ser verdad, y por tanto esta sesgado desde su origen. Directamente, es bastante tendencioso, y miente...
"La Razón", en su artículo sobre las ideas de Green, se centra en que las soluciones pasan por la abstinencia y la fidelidad. Incluso menciona la monogamia, aunque el propio Green indica en su artículo que una poligamia en la que se mantenga la fidelidad es igualmente válida para impedir la propagación del SIDA. Y hace eso para acercar el ascua a su sardina, ofreciendo a sus lectores unas ideas más cercanas a sus propios ideales, aunque sea también a costa de sesgar la información.
Y por último, el señor Green analiza la situación desde los datos, ofreciendo la verdad estadística que indica qué políticas han resultado más o menos válidas en la lucha contra la propagación del SIDA. Lo hace con argumentación científica y diciendo cosas que no nos gusta oír. Pero, acertando como acierta en la idea de que es necesario cierta disciplina a la hora de emplear el condón cuando no existe suficiente confianza en la compañía sexual, creo que no hace suficiente hincapié en el peso que una mejor educación sexual podría tener para contrarrestar el aumento del SIDA. Una política que, personalmente, creo que a la larga es mucho mejor que asustar a la gente para que no mantengan relaciones sexuales.
Eso sí, en cualquier caso, creo que Edward Green es sincero y ofrece su interpretación de una forma honesta, y basada en hechos reales, por lo que, aunque no esté de acuerdo con él, me parece que resulta la opinión más valorable en este asunto.

Y vosotros, ¿que opináis?

9 comentarios:

C. dijo...

Opino que a un bando y a otro les encanta buscar chivos expiatorios de los problemas, así como vender soluciones mágicas. Luego se mezclan argumentos científicos, culturales, morales, indistintamente; lo hacen los de un bando y de otro. Qué pereza.

Y opino también que los occidentales estamos empeñados en salvar a los africanos de sus problemas... con nuestros métodos, y sin preguntarles. A nosotros nos aterra el SIDA, porque nos aterra la muerte en general. Allí no tienen tanto miedo, porque la muerte es algo más cotidiano, y se preocupan más de disfrutar de la vida mientras pueden. Lo cual no quita que haya que combatir el SIDA: pero metiéndoles miedo, como les meten tanto los curas con sotana como los apóstoles del condón, no es la manera.

Samsa dijo...

mmmm, creo que la solución está clara, tengas relación con una o con mil usa preservativo con todas y para todo, y para eso habría que educar sexualmente a todo el mundo, Africanos, Mongoles y Onubenses. En cuanto a lo que dice Anibal del miedo a morir y eso pues si la esperanza de vida son los 40 años y te mueres de sida con 35 igual no lo ves tan grave pero eso no quiere decir que no tengan miedo.

C. dijo...

Pero cambia de preservativo cada vez!

El miedo a la muerte es por no aprovechar la vida hasta el túetano, no por las enfermedades.. En realidad no creo que tengan menos miedo en África, tendrán los mismos miedos que aquí, sólo que les duran menos.

Me recuerda al chiste. Va uno al médico, y este le dice:
-Le prohíbo el sexo a partir de ahora.
-¿Así viviré más?
-No, pero se le hará más largo.

Cyllan dijo...

Desde luego Green parece tener más dedos de frente que el resto de los "participantes". Estoy de acuerdo en que la solución no es repartir condones sino concienciar para que se usen. Que perogrullada no? A veces se escapan estas cosas.

Anónimo dijo...

Opino que en general hay un profuno desconocimiento de la cultura y la personalidad de los africanos y se cae muy fácilmente en estereotipar, cuando no en enjuiciar, su forma de vivir sin conocer a uno solo hombre o mujer con piel color chocolate personalmente, menos íntimamente.
El común de los africanos, simplemente no creen en el sida. El común de los africanos simplemente ven que las campañas de vacunación tan engloriadas desde la soberbia Europa cuasa más enfermedad, esterilidad y muerte que la medicina natural que conocen y que, por cierto, utilizan sabiamente y con eficacia para combatir culaquier tipo de enfermedad, también esto que los europeos llamamos sida.
El común de los africanos simplemente no creen en las cosas de los europeos, estos blancos que provocamos sus guerras y muchas de sus miserias.
Y por cierto, después de 30 años de esta supuesta "terrible epidemia de SIDA en África", si las cosas fueran realmente como se publican en los diarios europeos, dos tercios de la población africana debería haber muerto ya de sida, aunque en realidad no ha parado nunca de crecer.
Soy Laura, española, madre de un hijo afroespañol, esposa de un africano y amiga de muchos muchos africanos y africanas. Por cierto, no se de ninguno que tenga sida.

Anónimo dijo...

http://free-news.org/slanka03.htm

Anónimo dijo...

http://foro.univision.com/t5/VIH-SIDA/fotos-del-virus/m-p/48195185

oligoqueto dijo...

Buenas Laura, gracias por tu opinión y tus aportes. Permíteme, eso sí, contestarte con lo que me sugiere:

- Estoy de acuerdo en que hay un desconocimiento generalizado de la cultura y personalidad de los africanos. Y confieso que no soy muy ducho en la materia, solo dispongo de un verdadero amigo africano, al que encima apenas veo. Pero he de decir en mi favor que creo que en mi post ese es uno de los motivos que alego para criticar como se afronta el SIDA en África. Cito del post: "Posiblemente se han impuesto formas de pensar occidentales para atacar la enfermedad, y no se ha puesto suficiente interés en comprender la idiosincrasia de cada país para encontrar la solución que mejor se le ajustara".
De hecho, tras releerla, creo que he huido de los estereotipos y las generalizaciones a la hora de dar mi opinión. En ese sentido, y sin ánimo de ofender, me parece arriesgada la forma en la que te expresas por "el común de los africanos", teniendo en cuenta que hoy por hoy deben ser cerca de mil millones...

- No está en mi ánimo renunciar a la sabiduría popular cuando ésta funciona de una forma persistente y demostrable. Eso sí, tengo formación científica, y pienso que cuando un tratamiento popular funciona es porque tiene detrás una explicación científica. Y el proceder de la medicina occidental muchas veces me parece muy agresivo, pero generalmente se basa en estudios muy profundos, y funciona con gran frecuencia. No me parece justo desdeñarla, puede que Europa haya tratado muy mal a muchos pueblos del mundo, y merezca descrédito por muchos motivos, pero no será por la mayoría de sus avances médicos. Es uno de los motivos fundamentales por los que tenemos mejor salud que nuestros antepasados, mayor esperanza de vida y mejor calidad de vida. Y todo eso pese a que algunos desmanes, que también nos son muy propios, hayan hecho aumentar enormemente las enfermedades autoinmunes, los cánceres y las alergias...

oligoqueto dijo...

Continúo...

- Te diría que el consenso científico rechaza el "negacionismo de VIH/sida", puedes verlo en la Wikipedia misma. Te lo diría más que nada para contrarrestar las opiniones de los links que me facilitas con las de muchos científicos que multiplican en número a todos los negacionistas.
Pero daría igual. Realmente yo también creo que la mayoría puede estar equivocada. Para que te hagas una ídea, soy un biólogo que desde que salí de la facultad pone en duda la Teoría de la Evolución en la forma en que la plantea el Neodarwinismo. Algo así como ir totalmente a contracorriente del consenso científico, como tus apuntes en este post. Y aun así, hoy en día, poco a poco, se van aceptando algunas ideas que antes se consideraban anatemas, y se va otorgando credibilidad a teorías que hace apenas 20 años hubiesen hecho quemar intelectualmente a cualquiera que las profiriera.
Las cosas cambian, e igual algún día puede que también se vaya cambiando la percepción sobre el VIH y el sida para aproximarse a algunas de las cosas que expones en tus links. Pero he de confesar que hoy por hoy no me convencen en absoluto (sobre Montagnier han caido dudas desde siempre, desde la definición del SIDA; y la entrevista con Lanka es del 96, te aseguro que hoy en día resulta prehistoria de la enfermedad). De hecho, por mi experiencia, creo que si las ideas de Lanka u otras de Duesberg o del grupo de Perth, se acaban aceptando, dudo que sean cambiando el paradigma de virus/enfermedad actual, sino complementándolo en sus puntos débiles. Y suele ser así como se obtiene más verdad...

- Entiendo que dudes de las estadísticas oficiales. No hay más que ver como se cuentan habitualmente los asistentes a las manifestaciones para darse cuenta de que pueden estar muy manoseadas e interpretadas a favor de ciertos intereses.
Pero también hay que tener cuidado al apostar por su falsedad sin disponer de ningún dato objetivo. Puedes dudar de la oficialidad todo lo que desees, pero ten claro que si afirmas algo tendrás que aportar determinados hechos para defender tus dudas.
Yo prefiero tener cierta fe en los datos de la OMS, que depende de la ONU, y que es bastante clara en sus referencias a la epidemia mundial que supone el SIDA. Que me podrán engañar con los datos, como cualquier otro, pero me parece una institución respetable, a la que escojo creer... Te invito a que les eches un vistazo por ti misma desde su página web, que está repleta de datos al respecto. En ningún caso te pediré que los aceptes, pero tampoco creo que te vayan a hacer ningún mal.

Un saludo, y gracias de nuevo por pasear por aquí...