Soy fan de Hayao Miyazaki desde hace tiempo, cuando empecé a conocerle al ver "Porco Rosso" y me interesé por quién era el tipo que andaba detrás de aquella curiosa película. Y desde entonces soy asiduo espectador de todas sus novedades e incluso me compré la película de su hijo Goro solo por la magia del apellido.
Para mí, dio el gran salto de calidad con "El viaje de Chihiro", una obra que, por su temática fantástica con profundas raíces en el autodescubrimiento y el paso a la madurez, y por su extrema calidad narrativa, resulta comparable a libros como "Las aventuras de Alicia en el País de las Maravillas" o "El maravilloso Mago de Oz". Y es la que considero la mejor película de animación jamás producida.
Y cuando veo alguna de sus películas en DVD me la compro, aunque en España no se haya editado todo o haya cosas descatalogadas.
Así que no podía faltar a la cita para ir a ver su última película, "Ponyo en el acantilado", con el que vuelve a relatos más infantiles de lo que nos tenía acostumbrado con sus obras más recientes, pero que sigue siendo una gran película que merece la pena ver.
Escogí para verla una sesión de madrugada en uno de mis cines más frecuentados, y un fin de semana en el que muchos de mis acompañantes habituales no estaban siquiera en España. Así que me encontré en una sala grande y cómoda, sentado en su butaca más centrada y absolutamente rodeado de la nada (es algo que me ha pasado alguna otra vez y que me resulta de lo más agradable, merece la pena pagar los 7,50€ de la entrada si es en esas condiciones).
Y, por múltiples motivos, la disfruté como un niño.
"Ponyo en el acantilado" contiene muchas de las claves de las últimas películas de Miyazaki. Tiene el profundo espíritu ecologista y la mezcla de una desbordante fantasía con la realidad que se han convertido en la marca de la casa. Y se enmarca también en una historia basada en el amor y la pureza de sentimientos como clave para la resolución del nudo de la trama.
Pero en este caso es una película mucho más destinada a los niños más pequeños, empezando por unos protagonistas de apenas 5 años con los que se podrán sentir más identificados. Y terminando por una simpleza de la línea narrativa que sospecho que pueda llegar a resultar aburrida a los adultos menos habituados a Miyazaki.
Aun así contiene multitud de detalles magistrales con los que disfrutar, y yo aproveché mi soledad en la sala para reírme abiertamente ante algunas de las bromas más inocentes de la película (no sé si rodeado de otros "adultos" me hubiese mostrado tan abierto), como algunos gestos y algunas de las expresiones de Ponyo. Simplemente, me dejé llevar por la historia y las imágenes, hasta el punto de que aguante la canción final (traducida muy ñoñamente al castellano), que acompaña unos títulos de crédito muy originales, pero cuyo conjunto parecía más propio de los teletubbies que de una gran obra de animación.
No soy objetivo al recomendarla, no puedo serlo con Miyazaki. Tampoco le diré a cualquier adulto que vaya a verla porque sea una película necesaria (como si lo diría de "WALL-E" o de la misma "El viaje de Chihiro").
Así que por una vez me centraré en aquellos de vosotros que sepáis reconocer algo bueno aunque esté hecho para niños. O a los que tengáis hijos pequeños que puedan disfrutarla. Id a verla.
El resto, apuntaos a sabiendas de que es algo para niños y que tendréis que dejar salir al que lleváis dentro para disfrutarla de verdad.
Una nueva joya del estudio Ghibli...
lunes, 4 de mayo de 2009
Ponyo en el acantilado.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
También considero Chihiro la obra cumbre de Miyazaki. Y seguramente podría votarla como mejor film de animación de la historia :) Esa peli me mata, cuanto más la veo más me gusta y más le encuentro, es casi ya una biblia, y desde luego su creador (por ella y por todas las demás) es uno de mis DIOSES.
Haces bien avisando que el anime no lo entiende cualquiera. Me he dado muchas veces contra un muro recomendando encarecidamente la filmografía de este genio :( A riesgo de ser un poco nazi, me atrevería a decir que la gente que no lo aprecia está tontaaaa! Jajaja.
Con Ponyo, como siempre, nos han traicionado estrenándola doblada. No es válido para mí. Así que la bajé y la vi en japo en casita. Es de sus pelis infantiles, la comparo con Totoro, aunque sin llegar a sus cotas de lirismo. A los nenes se la enseñaré un día de estos. Les encanta Miyazaki. Ellos sí que saben ;)
reconozco con un poco de vergüenza mis lagunas en manga y animé. salvando a otomo, un poco del gran maestro tezuka y dejando obviamente aparte el animé televisivo de andar por casa y la cultura general del aficionado medio al tebeo, nada de nada. extraño un poco el tempo y los códigos narrativos tan cerrados típicamente japoneses, igual que extraño la salsa de soja, aunque sé que el paladar se educa y se acostumbra en todos los sentidos,... así que, aunque se agradece la recomendación, por ahora creo que seguiré sin disfrutar de la excelencia de miyazaki san. pero ya veremos,...
un abrazo!
Publicar un comentario