Nicolás Maquiavelo fue un político florentino que ejerció distintos cargos de consejero y diplomático durante el final del siglo XV y comienzos del XVI.
Una mente muy incisiva, con una gran capacidad de análisis, que ha pasado a la historia menos por sus actos que por su obra literaria. Y una persona a la que se le recuerda sobre todo por "El Príncipe", un tratado sobre como debe actuar un gobernante en el ejercicio del poder para mantenerse en él, evitándose problemas y creciendo como estado.
Referirse a alguien como "maquiavélico" se ha convertido, con el paso del tiempo, en una forma elegante de llamar a esa persona "cabrón retorcido". Y es algo que en cierta forma se ganó Maquiavelo con "El Príncipe", aunque la verdad es que la obra tiene muchos méritos como tratado político y que su forma de valorar los actos en función de los resultados no deja de ser una consecuencia clara de la observación del pasado y la historia del poder.
Pero "El Príncipe" fue posiblemente la primera obra en presentar de forma realista el tipo de actos que un gobernante debe asumir, tanto honrosos como envueltos en fango, y ha conseguido que el nombre de Maquiavelo quede para siempre ligado a la idea de que el fin justifica los medios.
La obra queda muy centrada en el propio contexto personal de Maquiavelo, y en el histórico de Florencia.
Las vivencias de Maquiavelo como diplomático junto con algunos de los más importantes gobernantes de la época, así como su caída en desgracia tras el regreso al poder de los Medicis, le impulsaron a escribir su propio tratado político. Con él pretendía no solo volver a ganarse el respeto de la conocida familia mecenas, sino que intentaba además dar unas directrices que permitiesen al conjunto de estados italianos alcanzar una unión y una fortaleza similar a la alcanzada por otros estados de la época como Francia, Alemania o España. Y es entendiendo eso y conociendo un poco la historia como se encuentra una justificación fría y sin complejos morales de lo que Maquiavelo escribió.
Decir hoy en día que Maquiavelo fue un diablo (como sugiere el "Old Nick" con el que parece que se refieren a uno y otro los ingleses) resulta un tanto injusto, pero es evidente que ese nombre se ha convertido en algo que va mucho más allá de los actos y escritos del pobre Nicolás. Y es así como se le seguirá recordando por mucho tiempo que pase, ante el desconocimiento real de su obra por parte de la gran mayoría de nosotros.
Toda una demostración de que, por mucho que uno quiera ser recordado por sus actos, serán las palabras de los que nos sucedan y describan las que quedarán para la historia.
miércoles, 4 de marzo de 2009
Maquiavelo y "El Principe"
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario