jueves, 22 de enero de 2009

Atila.

Se llamaba Clotilde, aunque por su forma de trabajar podría haberse llamado Atila y a nadie le habría sorprendido que a su paso no volviera a crecer nada. Y no porque fuera esparciendo sal, no, no le hacía falta. Simplemente era tan virtuosa en su proceso de destrucción que muy poco escapaba a su arte...

No recuerdo bien como llegó a mi casa, quién la recomendaría o qué miembro de mi familia la encontraría. Simplemente sé que llegó y estuvo un par de años trabajando de asistenta, cuando mi madre tuvo ocasión de ponerse a trabajar, mis hermanos estaban todos en el instituto o la universidad y necesitábamos a alguien que ayudara con las tareas del hogar. Y si no menciono a mi padre en esta relación es porque, efectivamente, mi casa está algo chapada a la antigua, y esos asuntos no le corresponden. Aunque, además, él también trabajaba en aquella época.

De cuerpo pequeño pero robusto, era humilde y buena persona, inculta y demasiado impetuosa. Tenía el pelo muy rizado, de un color negro oscuro, la piel morena y cierta pinta de bruja de cuento, aunque era un pedazo de pan.
Ahora bien, a la hora de hacer limpieza lo hacía al modo de la mafia. Eliminaba todo lo que había que eliminar, pero también un montón de cosas que acababan como víctimas colaterales de sus esfuerzos, como si hubiese empleado la táctica de ametrallar a ráfagas al pasar con un coche.
Y, rompiera lo que rompiera, siempre parecía un accidente.
Hasta el punto de que, cuando se cargaba una figurilla o un cristal, cualquier elemento decorativo de los que le gustaba tener a mi madre, nunca desaparecían sin más. No, quedaban en su sitio, rotos pero en un equilibrio inestable que mantenía su forma original, hasta que cualquier miembro de la familia lo rozaba y la pequeña obra de ingeniería que ella había construido para sostener la pieza se desmoronaba. Lo cual, por otro lado, diluía las posibles responsabilidades del delito, claro...

Aparte de esa capacidad destructiva, lo cierto es que Clotilde trabajaba relativamente bien. Tenía sus defectos, como por ejemplo freír la carne en profundidad. Es decir, no demasiado hecha, sino en varios dedos de profundidad de aceite, lo cual le otorgaba sabores y texturas muy características... Pero lo cierto es que planchaba rápido y bien, mantenía la casa muy limpia y era de confianza con los dineros y las cosas de valor.

Ahora bien, el motivo por el que no olvidaré jamás a Clotilde es una frase mítica que pronunció el día que, oyendo la radio según hacía sus tareas, escuchamos que había fallecido Freddie Mercury. La noticia fue bastante explícita, indicando que había fallecido de SIDA, lo cual en aquellos días se relacionaba directa e ineludiblemente con la homosexualidad y las drogas. Y a la pobre mujer, afectada como estaba por aquel fatídico deceso, solo se le ocurrió decir:

- ¡Que pena! ¡Era tan varonil!

Ante lo cual lo único que se me vino a la mente fue una imagen parecida a ésta:


No sé que fue de Cloti una vez que se fue de casa. Espero que le fuera bien allí donde fuera, y que mejorara sus dotes de limpieza para mantener su efectividad sin sus destructivos efectos secundarios. Pero el otro día escuche algo en la radio y me acordé de ella, y no podía dejar de escribir este post.
Va por ella...

6 comentarios:

Roberto Marchán dijo...

jajajaja qué bueno! uno de las mejores entradas que te he leido, no hay nada como el humor y la poesía de andar por casa!

un abrazo!

Cyllan dijo...

Mmmm... O_O
Me parece que confundes varonil con "hombre al que le gustan sólo las mujeres". Mercury podía ser varonil y homosexual, no entiendo lo que quieres decir.

Cyllan dijo...

Perdón, je. Se me olvidaba que quería añadir la definición de la RAE para VARONIL:

1. adj. Perteneciente o relativo al varón.

2. adj. Esforzado, valeroso y firme.

Así que bueno, a lo mejor no era tan ignorante la señora Atila. Por cierto me he reído con lo que cuentas de su forma de limpiar y romper jajaja.

oligoqueto dijo...

Pues no es mi ánimo ser homofobo, pero la homosexualidad no suele ser muy varonil, pese a que pueda haber gays varoniles.
Y la foto, y el vídeo al que pertenece la imagen, son todo menos varoniles...

En cualquier caso, cuando se trata de un chiste o una situación graciosa, es muy habitual generalizar y descontextualizar, sin que ello quiera implicar un prejuicio. Y en este caso concreto, generalizar que los homosexuales no son varoniles, aunque solo sea porque lo más habitual entre los varones sea la heterosexualidad, y porque entre los que son gays abunda la poca "varonilidad", no me parece erróneo.

Pero vamos, por si acaso a alguien le resulta ofensivo, que prácticamente nunca es mi intención, y como no tengo nada en contra de la homosexualidad, mis disculpas por adelantado.

Saludos.

Anónimo dijo...

Muy bueno.Es el artículo que más me ha gustado.Me recuerda a Candida.

Cyllan dijo...

No se trata de que seas homófobo o no, no había pensado que lo fueras. Lo que quería decir es que varonil no me parece bien expresado y sigues con lo mismo jajaj. Pero no ves que esa palabra sólo significa relativo al varón? Y lo de esforzado, valeroso y firme de la segunda acepción, no te parecía Mercury esas cosas? A mí sí.
Esto parece ya un foro de uso del diccionario jajaja. Perdón si soy "tíaplasta".
Besos.