Este verano un amigo me preguntó si tenía un determinado disco.
Y sí, lo tengo. Uno de un grupo que recuerdo con mucho cariño por un par de canciones prodigiosas pero que, posteriormente, no se prodigó demasiado y cayó en el olvido...
Había pensado en ellos como grupo para poner en el blog en más de una ocasión. No os van a sorprender a estas alturas, son pop y del bueno, y con eso suele bastarme. Pero me había olvidado de ellos hasta que mi amigo me recordó que me gustaban.
Os quiero poner aquí esos dos grandes hitazos, sobre todo porque me cuesta decidirme entre uno u otro. El primero resulta poéticamente triste, la narración lánguida de la infidelidad que se recibe y la definitiva asunción de que es el final, a eso de las seis de la mañana, cuando por fin la encuentra. Preciosa.
La segunda canción, de ritmo más rápido, es casi como ver pasar de lejos una diosa y quedarse así, lejos, con la úlcera explotando por no saber como acercarse a la perfección, intocable.
Me he tenido que ir a Japón para encontrar el vídeo original, pero merecía la pena aprender el idioma solo para saber como embeberlo en el post...
Y que más decir, que son Rialto, que dejaron de hacer música juntos aunque el cantante, Louis Eliot, heredero de una saga de Lords británicos de esos que se dedican a ser rentistas y vivir, ha hecho algo más alguna vez, y que aquel su primer disco homónimo fue verdaderamente bueno.
Si me lo pide mi amigo tendré que dejárselo, pero pobre de él como lo pierda...
viernes, 4 de septiembre de 2009
Cruzando el Gran Canal.
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