martes, 14 de julio de 2009

Decide tú...

El otro día vi en el periódico una noticia que me llamó mucho la atención. Una de esas cosas que te sorprenden, te parecen una idea buenísima pero que según lo vas pensando más y más te van dando miedo por el tipo de cosas que implican.
Algo que, como muchas otras cosas que aparecen desde el mundo de internet, suponen una novedad tal que es fácil encontrarle tanto utilidades cojonudas como peligros indeseables.

Se trata en concreto de la siguiente noticia:

"Internet para indecisos"

El software que propone es una aplicación web, por internet, a la que, una vez registrados, podremos lanzar cuestiones que nos ayuden a resolver nuestras indecisiones. Si no tenemos claro que cenar, por ejemplo, la página nos ofrecerá una serie de consultas previas, y en función de nuestras contestaciones, nos sugerirá algo acorde con nuestros gustos y con lo que podamos desear en ese momento. Y no solo eso, dado que exige registro previo y nos genera un perfil, será capaz de aprender de nuestras decisiones, para afinar consultas posteriores.

La idea me parece genial, pero a la vez me asusta. Hoy en día a la gente le cuesta cada vez más pensar por si misma, como para que encima sea una máquina la que al final nos cierre aun más el ámbito de decisión proporcionándonos directamente las opciones.
Si encima tenemos en cuenta que detrás de la inteligencia artificial de la máquina que nos ofrece esas opciones se encuentran las ideas precargadas de los programadores, la cosa es aun peor...

Me asustan este tipo de herramientas porque me da la sensación de que el mundo de internet, en su voluntad de facilitarnos las cosas, nos está convirtiendo en robots fácilmente manipulables. ¿Nadie se da cuenta de que cada día somos menos responsables de nuestros propios actos?
Pero no puedo evitar reconocerle a la tecnología una gran utilidad para resolver tonterías que, en ocasiones, nos paralizan un poco. Quien no se habrá quedado preguntándose alguna vez donde ir a cenar, por ejemplo, viendo como el tiempo se aproximaba inexorable a la hora de hacerlo sin haber tomado aun una decisión..

No sé donde acabaremos, pero espero que al final nos demos cuenta de que poco a poco vamos haciéndonos menos conscientes, estamos cada vez más dormidos y tenemos menos capacidad para pensar por nosotros mismos. Nos facilitamos todo hasta un punto que al final no sabremos decidir sin ayudas, y puede que llegue un punto en que cualquier dilema no resuelto con anterioridad, por leve que sea, nos suponga un serio problema vital.

Solo el tiempo nos dirá donde acabaremos...

3 comentarios:

Jove Kovic dijo...

Canguelo da, para qué te voy a engañar.
Saludos petrificados.

Cyllan dijo...

Oye Oliii jajaja, he probado la web de marras y para que te diga lo que elegir tienes que elegir respuestas para tropecientas preguntas jajaja. Evidentemente, como si no va a saber tus gustos? Y tus gustos no los decide la red. No me dan miedo estas cosas :P

Roberto Marchán dijo...

leí por ahí que cuando stephenson construyó en 1829 la locomotora, "the rocket", que viajaba a 47 km/h, los periodistas se preguntaban alarmados si el cuerpo humano sería capaz de soportar velocidades tan altas. los aviones comerciales vuelan hoy todos los días a 900 km/h llenos de pasajeros. los avances tecnológicos provocan al principio reacciones extremas de miedo-alabanza. lo único que demuestra la historia es que (casi) nada es capaz de cambiar lo más básico del ser humano.

un abrazo!