sábado, 16 de octubre de 2010

La vida (3)

En la última entrega de esta pequeña forma de homenajear a la vida, os comentaba muy a grandes rasgos las formas básicas en que se cree que se formó la vida en la Tierra.
Fue a grandes rasgos porque he decidido sugerir más que contar nada, porque espero que a alguien le llame suficientemente la atención las cosas que explico como para seguir indagando por su cuenta.
Y con esa metodología continuaré, a partir de este momento, a explicar uno de los mecanismos de aumento de la complejidad de los organismos más aceptados hoy en día, que además enlaza perfectamente con lo comentado al final del post anterior.

Me refiero, en concreto, a lo que académicamente se conoce como la teoría endosimbiótica, que viene a ser algo parecido a que la unión hace la fuerza (la simbiosis es un mecanismo por el cual dos especies diferentes de organismos interactuan, obteniendo ambos un beneficio de la interacción).
Esta teoría, propuesta por la insigne evolucionista Lynn Margulis (viuda, por cierto, del gran Carl Sagan), propone que las células eucariotas (las de verdadero núcleo, las que conforman todos los organismos superiores) proceden, por fusión simbiótica, de células procariotas (las más primitivas, no nucleadas, que conforman el mundo de las bacterias). Es decir, que diferentes células procariotas se fusionaron dando un nuevo tipo de célula (la eucariota), conformando una entidad superior que les producía beneficios globales.
Lo más importante de esta teoría, desde mi punto de vista, es como hace hincapié en la fusión de esfuerzos de diferentes organismos para alcanzar un resultado superior entre todos ellos. Es un tipo de ayuda y beneficio mutuo que se observa muy a menudo en el mundo de la biología, pero que realmente no se contemplaba como un mecanismo básico de añadir complejidad a un organismo, es decir, como un mecanismo evolutivo. Y para mí es clave porque representa una forma distinta de entender la evolución, que hasta ese momento solo se entendía como el resultado final de "conflictos", luchas, peleas y competitividad que hacían que solo los mejores individuos resultaran supervivientes. Una idea muy fuerte que está aun muy arraigada y que en realidad hunde sus raíces en las mejores ideas de Darwin y las peores de Adam Smith.

Esta teoría, que no está aceptada al cien por cien, aunque se da por cierta en el estudio del origen de cloroplastos y mitocondrias (componentes esenciales de las células eucariotas), va por tanto más allá de su propio alcance a nivel celular, pues supone en realidad un cambio de paradigma y una nueva forma de contemplar la realidad biológica.
Desde ese momento se acepta que la evolución puede producirse no solo por especialización y aumento individual de mejoras que se transmiten a la descendencia, sino que pueden existir también mecanismos que faciliten otras formas de aumentar la complejidad. Mecanismos radicales, cualitativos por encima de cuantitativos, saltos que contradicen las duras líneas marcadas por el neodarwinismo, avances en cierta forma Lamarckistas. Y aunque no hay muchas otras teorías de aceptación masiva que vayan por ese camino en la biología moderna, abre el espectro de lo posible a otras posibilidades no estudiadas.


En cualquier caso, el salto que supone pasar de un organismo procariota (sin núcleo definido) a otro eucariota (con verdadero núcleo) es esencial para alcanzar la complejidad biológica observable hoy en día en la naturaleza. Ninguno de los seres vivos con los que uno está acostumbrado a interactuar a un nivel macroscópico es procariota. Las plantas, los animales, los hongos... prácticamente todo lo vivo que cualquiera puede contemplar es eucariota, y debe su existencia a la adquisición del núcleo. Por múltiples motivos, que incluyen una mayor especialización, una mayor estabilidad estructural o numerosas ventajas en el esencial mantenimiento de la homeostasis interna (el equilibrio químico que precisa la célula para mantener su actividad), organismos pluricelulares desarrollados son directamente inviables en un mundo procariota.

La teoría endosimbiótica tiene actualmente su reflejo más interesante en la Simbiogénesis, que propone la fusión de los genomas de diferentes organismos que viven en simbiosis para dar algo totalmente diferente.
Pese a ser muy revolucionaria, poco a poco va abriendose camino entre las teorías evolutivas y, personalmente, tengo confianza en que acabe afianzándose entre ellas para facilitar ese cambio de paradigma en la biología que creo que tanta falta le hace al ser humano. Necesario para dejar de entender todo nuestro sistema vital como una competencia constante, para entender hasta que punto nos necesitamos, no solo como personas, sino también entre diferentes especies, como seres vivos.

No sé si seguiré con esta línea de posts de aquí en adelante, porque en realidad tengo el blog tan poco activo que no puedo asegurar seguir con nada relacionado con él. Pero no puedo dejar de invitaros a profundizar un poco en este tema, pues creo que además nos deparará grandes y agradables sorpresas en un futuro próximo. Algo que, con el inevitable pesimismo al que nos aboca la economía, intuyo esencial para nuestro desarrollo...

5 comentarios:

Roberto Marchán dijo...

sacar conclusiones éticas o económicas a partir del funcionamiento celular, como de una teoría de evolución de las especies, es una de esas piruetas dialécticas aparentes y llamativas pero carentes de fundamento. igual de tramposo sería defender que las personas debemos vivir en sociedad, como los planetas, pero cada una en su órbita, sin salirnos de ella, y siempre alrededor de un gran astro-rey.

cada escala tiene leyes propias, porque como dijo marx (no groucho)la acumulación de cambios cuantitativos implica un cambio cualitativo.

tu post es muy interesante porque usas las mismas armas para defender posturas opuestas, y con ello lo que estas haciendo realmente es demostrar que el método biológico-ético-económico es una falacia. ahora, es poético.

y ya solo queda cantar "la vida es así, la vida es así, llena de luz, llena de color"

un abrazo!

Roberto Marchán dijo...

me acabo de releer el post (lo lei ayer) y creía recordar que las referencias adam smith-darwinismo eran más claras. son mucho más sutiles de lo que me había parecido. estilo oligoqueto.

por cierto, acabo de descubrir que mauro entrialgo, el mítico dibujante de tebeos, tiene un aire bastante "agusanado". salvo porque dicen que es muy alto. parecidos de los míos, luego dirás que no.

oligoqueto dijo...

No sé si no me has entendido o no te he entendido yo, pero no pretendo sacar conclusiones éticas del funcionamiento celular (en ningún caso de eso, que dicho así es pura fisiología, ni siquiera de una teoría evolutiva).

Si acaso sugiero que para dar base científica a ciertos modelos económicos y sociales, y por tanto, a cierta ética vital, se han empleado las teorías de Darwin. Y que no dejar de cerrarse a esas teorías tiene mucho que ver con que para cierta forma de pensar muy liberal es inaceptable contemplar que la colaboración es tan necesaria para triunfar como la competencia.

No tengas duda de que a Darwin se le ha empleado, y mucho, para justificar que nos pisemos los unos a los otros. Al final si consigues convencer a alguien de que lo natural es que gane el más fuerte y de que tienes que ser el más fuerte para triunfar, generas una forma de comportarse, una moral de comportamiento, muy determinada. Y lo cierto es que se demuestran otros mecanismos, que se basan exactamente en lo contrario, que resultan tener un peso evolutivo muy superior a la idea de superar al resto de los que son como nosotros...

No pretendo demostrar nada, solo usar las armas de los que se ciñen a que la competencia es lo más natural del mundo y que hay que ser mejores que los demás para demostrarles que se equivocan.

Un abrazo.

oligoqueto dijo...

Por cierto, en cuanto al señor Entrialgo, esta misma tarde he llegado al trabajo con unos caramelos PEZ, que me compré ayer.

Hablando con mis compañeros, ha salido que don Mauro es un coleccionista voraz de dispensadores de caramelos PEZ. Hemos escuchado un par de canciones de su grupo (Esteban Light, "Carmen y Carlos" y "Caramelos PEZ") y comentado que hizo una película llamada "Gente PEZ"... ¿casualidad?

... yo no lo creo.

Roberto Marchán dijo...

no digo que tú pretendieras sacar conclusiones éticas, pero en todo el post subyace la idea de desmentir a quienes, como bien dices, han empleado, y mucho, a Darwin para justificar que sólo pegándonos podemos evolucionar como sociedad. lo que digo es que ese método, el de establecer analogías entre la sociedad humana y la evolución de las especies, por ejemplo, o el comportamiento celular, o el movimiento general de la atmósfera, o la gravitación universal o qué se yo, para justificar cualquier norma de comportamiento ético creo que es una falacia. y la idea subyacente de tu post lo demuestra, porque el método sirve para justificar tanto una postura como la contraria.

lo que yo hacía es una reflexión un tanto al margen. lo que me gusta de tus post más "científicos" no es la explicación objetiva de datos, que por otra parte está muy bien, sino las sutiles conexiones que estableces con otros campos, como en este caso la "ética económica".

en cuanto a lo del señor entrialgo, lo que pasa es que justo ayer por la tarde estuve viendo el vídeo de una pequeña charla que dio sobre el "tebeo electrónico" en la casa de américa, y me chocó el parecido. qué extrañas conexiones astrales,...