viernes, 11 de marzo de 2011

Metrobuses...

Ayer se le ocurrió al merluzo del Consejero de Transportes de la Comunidad de Madrid, José Ignacio Echevarría, decir que el metrobus no existe.
Puede que sea un lapsus linguae, muestra de sus deseos más que otra cosa, visto como ha ido evolucionando su precio en los últimos tiempos, haciendo cada vez menos rentable adquirirlo. Pero da igual lo que sea, eso es lo que se le escapó y ya está dicho...

Asumo que se equivocó.
Una persona que ha hecho subir el precio del ticket desde los 7,40 que costaba el 31 de diciembre de 2009 a los 9,30 que cuesta hoy (sí, menos de 15 meses después) no creo que no conozca el objeto de tal subidón. Se equivocó, más allá de las pobres justificaciones que ha dado después en la Cope, (que a veces es mejor callarse que decir ciertas cosas: me imagino al locutor delante suyo, mirándole con cara de pena y pensando "pero hombre, pide perdón y no intentes hacernos creer esta patraña, que somos un medio amigo"); y es una equivocación grave.

Pero si soy sincero, realmente no es eso lo que más me indigna.
Cuando uno escucha y ve la situación, queda claro el tono en el que se estaba cometiendo el error: desafiante y burlón. Y ante su error, del que estoy seguro que buena parte de su propia bancada se dió cuenta (no todos tendrán coche oficial, digo yo), no es que se produjera un respetuoso e incómodo silencio del tipo "Jose Ignacio, que estás metiendo la pata", no. Lo que hubo fue un rápido aplauso ante la bravuconada, que seguramente fue en parte también un burdo intento de acallarle para que no siguiera diciendo tonterías.
Y eso, en lo que nadie parece reparar porque está convirtiendose en algo habitual el faltarse al respeto hasta en los diferentes parlamentos, es muy triste. Es algo grupal, fomentado, un tipo de reacción de partido irracional, apoyar lo que dice el nuestro sea lo que sea y como sea que lo haya dicho, que hace que la política de este país cada día sea más patética.

Mi inclinación política está clara, pero no quiero hacer de esto una cuestión partidista: esa reacción la he visto también en otras ocasiones en mi mismo lado ideológico.
Con este post sólo pretendo incidir en el hecho de que esas formas son terribles y cada día desvirtúan más lo que debería ser una democracia parlamentaria. Nos estamos embruteciendo, vulgarizando, y deberíamos meditar profundamente sobre el sitio al que queremos dirigirmos y hacia donde estamos yendo en realidad.

He empezado fuerte, como no suele ser habitual en mí, diciendo de este hombre que es un merluzo.
Lo creo no por lo que dijo, porque ya digo que estoy seguro de que es una equivocación más que qué directamente no lo supiera. Pero me parece un merluzo por cometer esa equivocación en un discurso parlamentario, y teniendo la posición que tiene. Directamente es un fallo inexcusable, impropio de su cargo, propio de un merluzo.
Si tuviesemos cierta dignidad política, ese tipo de errores (y muchos otros de otros partidos y colores) deberían ser sinónimos de una dimisión inmediata.
No lo será.

Y eso solo nos deja como conclusión todo lo que ya he dicho.
Equivocación inconcebible en su discurso, error intolerable en su cargo y actitud política lamentable en el parlamento por parte de los que le aplaudieron.
Joyas.

5 comentarios:

sincriter´s critic dijo...

La máxima política de este país de (inserte aquí una palabra al azar) es la filosofía del percebe, que se aferra a la roca y no la suelta nunca pese al oleaje y las mareas.
Podría comentar más, pero el tema política de este país me deprime.

Cyllan dijo...

A mi me entra la depresión con este tema, más verdad que un santo tienes, es inaceptable el nivel de mediocridad que llegan a alcanzar los que nos gobiernan, pero ¿qué hacemos? Los hijos de su madre que siguen votando a estos tipejos de baja moral y peor educación tampoco conocen el metrobus. Y los hijos de la suya que también siguen votando a los mismos (que no los representan), que se pasan el día currando como unos desgraciados para no salir de pobres y yendo y viniendo en el metro, conocen muy bien el metrobus y casi no conocen nada más.
Y el pollo sin dimitir... haberlo oído con ese tono burlesco decir semejante sandez y escuchar detrás los aplausos del PP es como una pesadilla nocturna, pero peor.
Que crudo lo llevamos amigo Oli, que crudo.

oligoqueto dijo...

Sincriter's: Siento hablar de política. YU no porque te deprima a ti, casi más porque me deprime a mí mismo. Pero últimamente no me motiva escribir más que vómitos, casi nunca cosas que me parezcan interesantes o graciosas.

Cyllan: Creo que me voy a hacer de algún partido de internet. Y no va en broma.
Si al final lo hago, ya lo publicitaré por aquí para darle al menos alguna relevancia...

Saludos a ambos.

Lalaith dijo...

Cuando lo vi por la tele no me lo podía creer. Te quedas corto llamándole merluzo, y encima sus amigos riéndole la gracia y aplaudiendo, pandilla de miserables. Y luego tienen que ser otros los que se disculpen en su nombre, y de aquella manera. Lamentable.

oligoqueto dijo...

Buenas Lalaith.
Es que hace poco que me lees, y e igual no sabes bien hasta que punto procuro no usar términos ofensivos en mi blog. No es que no diga lo que pienso, pero me puede la corrección a la hora de tratar a otras personas. Y merluzo en mi blog es una palabra subida de tono...

Saludos.